Menú
Schröder ganó las elecciones del año 2002 en Alemania porque sus compatriotas le vieron comprometido con las víctimas de las inundaciones que días antes de los comicios asolaron parte del país. Apareció con botas de agua y cara de preocupación, y se desvaneció toda la ventaja que la CDU tenía en las encuestas. Así es la democracia. La inmediatez de la imagen proporcionada por los medios de comunicación afines es la base fundamental de la competición y el éxito políticos.
 
No importa, por tanto, que el PSOE deba aún decidirse por el programa económico que quiere aplicar. No importa que nadie sepa qué va a hacer con el Plan Hidrológico Nacional. No importa que no haya dicho cómo va a evitar la precariedad laboral que el Gobierno socialista de González inició en 1987. No importa que aterre la imagen de José Blanco, Jesús Caldera o Carme Chacón al frente de un ministerio. No importa que se quiera desmontar el Estado de las Autonomías para hacer no se sabe qué. No importa que en Cataluña se gobierne con un partido que ha negociado con los terroristas. No importa que el único programa educativo socialista sea: más gimnasia, menos religión, autocares para distribuir los hijos de los inmigrantes en otros colegios y un ordenador por cada dos alumnos. No importa que un supuesto derecho de los homosexuales a la adopción prime sobre el evidente derecho de los niños al mejor hogar posible. No importa que hayan prometido la supresión de la energía nuclear y su sustitución por fuentes alternativas sin definir. No importa que su único programa en sanidad sea la utilización de las células madre. No importa que propusieran la desaparición de la Guardia Civil. No importa que dijeran que el Ejército español tiene pocos medios económicos y que, a continuación, prometieran eliminar el presupuesto destinado a la compra de armamento e investigación militar. No importa que pretenda romper la política exterior española y ordenar la vuelta de las tropas destinadas en Irak, aunque se tenga el precedente de “La OTAN, de entrada no” y luego un “mejor nos quedamos”.
 
Canal +, Localia TV, CNN+, Cadena Ser y El País extendieron la idea de que el Gobierno mentía, que ocultaba datos sobre los repugnantes atentados del 11-M, y que se estaba produciendo un “golpe de Estado informativo”. Pudimos escuchar en plena jornada de reflexión cómo en Localia TV, por ejemplo, se anunciaba la hora, el lugar y los eslóganes de las concentraciones contra el Ejecutivo. En los informativos que constantemente repetían dichas cadenas se repetían las imágenes y los gritos más contundentes: “Asesinos”, “Aznar culpable” o “Antes de votar, queremos la verdad” –como si los que allí estaban no tuvieran decidido ya su voto por uno de los partidos de la izquierda.
 
La culpa de la violación, como todo el mundo sabe, la tiene la chica por llevar minifalda y salir de noche. Pero no importa, insisto. Todos somos unos. Ha ganado el PSOE, y formará un Gobierno que será el de todos. Y el PP tiene que comportarse como un partido leal y legal, que debe apoyar al nuevo Ejecutivo en la conservación de la Constitución y el Estado de las Autonomías, evitando que minúsculos grupos sobrerrepresentados en el Congreso hipotequen una vez más al socialismo español. Eso sí, los populares deben empezar ya una contundente labor de oposición.

En España

    0
    comentarios