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Jorge Vilches

Saldar cuentas con Zapatero

De ahí la importancia de criticar y acosar a Rubalcaba, de demostrar al PSOE y a la ciudadanía que dicho ministro no es la solución, sino parte del problema.

Las noticias sobre la posible sustitución de Zapatero por Rubalcaba como candidato del PSOE en las elecciones de 2012 deben ser estimulantes para el PP. Es evidente que no sólo la situación económica y social ha sobrepasado con mucho la capacidad política del actual presidente del Gobierno, sino que el particular laissez faire, laissez passer de los populares de Rajoy, ese no decir ni hacer casi nada, rinde sus frutos. No obstante, la capacidad de los socialistas para reponerse y utilizar a los medios de comunicación afines para recomponer su figura debería alertar al PP.

Una vez que Zapatero está amortizado, y que su presencia no es apreciada dentro del partido, e incluso evitada por algunos de sus compañeros de filas, las esperanzas socialistas han recaído sobre Rubalcaba. La historia de los celos entre uno y otro está de más pues forma parte de la política; tanto como que el PSOE querrá sobrevivir al fracaso del molde zapaterista. La izquierda ve en Rubalcaba la única virtud que necesita: el derrotar a la derecha en las urnas. Por tanto, ¿cuál debe ser la estrategia que ha de adoptar el PP?

La experiencia aconseja cerrar las salidas al adversario, de manera que el PSOE se vea abocado a presentar a Zapatero a las elecciones generales. Es preciso que el PP entienda que tan importante para la democracia española es que pueda ganar los comicios, como que a la sociedad le quede la sensación de haber saldado cuentas con Zapatero, con el Gobierno que ha llevado al país a la peor situación económica desde 1978.

De ahí la importancia de criticar y acosar a Rubalcaba, de demostrar al PSOE y a la ciudadanía que dicho ministro no es la solución, sino parte del problema. Cuanto mayor sea su desprestigio, menor será la posibilidad de que sea presentado como el candidato del cambio sin salir del socialismo. Y la cuestión es que hay "memoria histórica" en este caso. Los populares deben conseguir que los españoles no olviden quién fue Rubalcaba durante los gobiernos de Felipe González, ni quién es ahora. Fue el padre de la LOGSE, la peor ley de educación de la Democracia, y origen de los problemas actuales en el sistema educativo. Fue el portavoz del Gobierno durante los GAL, lo que resquebrajó la coherencia del Estado de Derecho frente al terrorismo. Y durante los gobiernos de Zapatero ha puesto en marcha Sitel, un sistema informático espía para la grabación de conversaciones privadas de los ciudadanos, y ha sido el protagonista del "proceso de paz" con ETA, con todo lo que ello implica, como el chivatazo a los etarras del bar Faisán.

La estrategia de la oposición, en consecuencia, debe ser la de dejar un único camino al PSOE: la repetición de Zapatero como cabecera de cartel, no sólo para ganar, sino para que la democracia española, incluida la izquierda desencantada, salde sus cuentas con el presidente del Gobierno. Esto ayudará, sin duda, a calmar los ánimos.

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