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José Antonio Martínez-Abarca

Avon llama a la puerta de Rodríguez

Las tenidas multitudinarias de higiene puritana de los jabones que se anunciaban campanudos con un "din, don" han quedado ampliamente batidas en cursilería por el I Foro para la Alianza de Civilizaciones de Rodríguez Zapatero.

En Bristol, Inglaterra, la democracia no consistía, como en el resto del país, en que sonara el timbre de la puerta a las cinco de la mañana y fuera el lechero y no la policía, sino que a la hora en la que despegara el ojo la señora de la casa, más bien tirando hacia el mediodía, se presentara la emperifollada dama de los jabones Avon con un atufante aroma a rosas, que como decía Josep Plà "huelen a muerto".

"Avon llama a su puerta", decía aquella publicidad de los años aperturistas setenta tupida de "flou" fotográfico, rulos de permanén y flores del tamaño de ensaimadas. Uno, de pequeñito, veía aquellos "spots" para damas anglicanas trasladados al mercado mediterráneo y convenía en que asistir a los congresos eucarísticos de productos "Avon" era lo segundo más cursi que te podía ocurrir en la vida, tal vez sólo superado por las tandas de charlas maratonianas para colocarte "tupperwares" de colorines en el salón de casa. Pero ahora hemos sabido que no. Hay algo más cursi; pero que mucho más.

Lo de la brasa a domicilio del "tupperware" o las tenidas multitudinarias de higiene puritana y típicamente "british" de los jabones que se anunciaban campanudos con un "din, don" han quedado ampliamente batidas en cursilería por el I Foro para la Alianza de Civilizaciones de Rodríguez Zapatero. Ahora la democracia consiste en que suene el llamador de bronce de la puerta a las cinco de la madrugada (el timbre no funciona porque con Solbes no hay quien pague la factura de la luz) y sea, no el lechero, no la policía, no la dama de "Avon is calling", no la viajante de "tupperware" con su falda de tubo y su blindaje de laca tierra/aire, sino el presidente del Gobierno español acompañado por unos aborígenes maoríes y unos "boy scouts" anunciándote su buena nueva de la Alianza de Civilizaciones. Qué pesadez. Y sólo son las doce de la madrugada.

Ni los vendedores de biblias trucadas a domicilio, ni los bautismos colectivistas y domingueros en pabellones de deportes, ni los le-ha-tocado-un-importante-premio-acuda-a-recogerlo-sin-ningún-compromiso resultan tan plastas para el ciudadano como estos concilios del barato-barato ideológico de captación de incautos que monta Rodríguez Zapatero con la presencia de algunos de los más significados colgados del orbe (que acuda la jefa de Estado de Finlandia es natural, siendo Finlandia el paraje europeo con más suicidios, y tampoco es manco lo de Letonia).

Ha resultado que el socialismo, no sólo el catalán, no huele a "eau de Chacón", como dicen por allí, sino a aquella antigua pestuza a floripondios repolludos que se extendía por toda la casa cuando sonaba el temido "din, don". José Luis calling.

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