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José Antonio Martínez-Abarca

Chanquete no ha muerto

Rosa Díez, como antes otras varias mujeres no incluidas en el "bloque de progreso", y por decirlo al estilo de un guión de Tarantino, ha pasado por suficiente mierda en la vida como para tener que aguantar a estos idiotas

Por la puerta de las universidades españolas la gente decente ya sólo va a poder pasar montada en un tanque. Recuerdo el único acto público que he impartido en una universidad, junto con Pablo Molina, mi cofrade –esa palabra que tanto gustaba de utilizar el llorado paisano Campmany–, y un profesor de Teoría Política bastante razonable y no del todo senderista (de Sendero Luminoso). Todavía corre por Google el anuncio que de dicho acto hacía un periódico en la red pagado por el PSOE: "la extrema derecha toma esta tarde la Universidad".

Afortunadamente no hubo que lamentar heridos, porque lo que no hubo que lamentar casi es auditorio, ya que todos estarían camino del exilio justamente alarmados por el anuncio de que íbamos a entrar allí con bigote y tricornio. Esa es la universidad española. Por lo menos hace veinte o treinta años los estudiantes concienciados se conformaban con colgar en el corcho las fotos de los presos de ETA y apoyar que ésta nos matara, pero ahora estos de ETA les parecen unos blandos revisionistas que atentan poco y han pasado a la acción sin esperarles

Es lo que en la intimidad quieren los de PAZ (Plataforma de Agradaores a Zapatero). Bajo su confortable manto ("tu nombre me sabe a tapia", podría cantar Serrat y nos recorrería un escalofrío cementerial por la espalda) se sofaldan todos esos tipos que se han dejado la barba de Chanquete, como el rector de la Complutense, el tal Carlos Berzosa. Eso les sirve para recordar ese célebre episodio antifranquista, el único en sus biografías, del "no nos moverán, del barco del ídem" (de Chanquete, digo). Para que luego diga la tele que ha muerto: hay por lo menos una docena de sosias en el zapaterismo haciendo de bondadosos abuelitos falsos. Son los que en las universidades consienten, cuando no impulsan a sus pequeñuelos para que practiquen la discriminación positiva: todas las hostias para ellas, que hay que aprovechar que en los ambientes progresistas para empezar a repartir siempre es Viernes Santo y Dios no mira porque los maltratadores bien entendidos, en la universidad, están acogidos a sagrado.

Rosa Díez, como antes otras varias mujeres no incluidas en el "bloque de progreso", y por decirlo al estilo de un guión de Tarantino, ha pasado por suficiente mierda en la vida como para tener que aguantar a estos idiotas, pero la han pillado en su día de los buenos propósitos cuando en condiciones normales y en cualquier país normal estos zanguangos deberían estar a estas horas más tiesos que el pollo frito. Porque yendo a la universidad a que no la escuchen y a que le demuestren los éxitos de la ley contra la violencia de género Rosa Díez les estaba haciendo un inmenso favor. El favor democrático de comprarles su derecho a seguir viviendo de esa forma tan estúpida todavía un poco más, un poco más todavía, y que nadie se tome la justicia por su mano, que es lo que piden a gritos.

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