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José Antonio Martínez-Abarca

El cuerpo me pide Mariano

No son los míos, pero apoyaría la candidatura de una catástrofe natural con tal de que el Gobierno de Zapatero, aunque incluya a todos los demás con él, nos fuésemos al guano lo más pronto. Mariano, como catástrofe, no me parece tan mal.

Lo que me pide la mente es votar a Rosa Díez, pero lo que me pide el cuerpo golfo es votar a Mariano. Extraña apetencia, nada erótica, creo. Ya venía a lamentar algo así Julio Anguita: "venís a darnos quejas a nosotros, pero luego les votáis a ellos". Sí, don Julio, voto a "ellos", a los que me hacen quejarme, maldecir, a aquellos con los que no encuentro ni un ápice en común, porque mi cosmovisión es incompatible con la que dicen suya, si es que tienen algo suyo y no prestado El respeto por mí mismo me indica que debería echar a la urna la papeleta o la pajarita de Sosa Wagner para el Parlamento Europeo, pero como con el respeto por uno mismo España no come, prefiero dejar las altas pasiones para cuando nos las podamos permitir.

Por un lado estoy completamente de acuerdo en todo lo que dice UPyD (nombre tan escasamente publicitario, dice Boadella) y por otro hace ya demasiado tiempo en que no estoy de acuerdo en nada de lo que dice o hace la ejecutiva del PP, tanto si se pone socialistona como si se pone traidora. Pero si el propio enviado por el censo electoral no ha vuelto a "matarme" por no encontrarme a las doce de la mañana en casa (algo que a veces pasa entre los pocos que aún hacemos como que trabajamos en este país), en las elecciones europeas voy a votar a ese partido del que ya no me creo ni los buenos días, el PP. No son los míos, pero apoyaría la candidatura de una catástrofe natural con tal de que el Gobierno de Zapatero, aunque incluya a todos los demás con él, nos fuésemos al guano lo más pronto. Mariano, como catástrofe, no me parece tan mal: al menos no es un optimista ni antropológico ni de los otros. Cualquier cosa es preferible a lo que padecemos hasta ahora. Y cualquier cosa es Mariano.

Lamento, qué quieren, tener los principios y valores tan alquilables a la realidad, con el objetivo vergonzante de mantener a Mariano todavía un poco más a ver qué pasa o nos pasa. Y sé que coqueteo con el suicidio profesional: los marianistas, crecidos, vendrán a por mí, como a por toda la gente que piensa por su cuenta. Ya sé que el voto útil es una vulgaridad, y que no hay nada más útil (sobre todo para no tener una larga vida) que ser siempre fiel a aquello en lo que uno cree, por molesto que sea, porque luego te lo agradece toda esa gente que gracias a otros como tú ha encontrado más hueco por el que trepar. Soy de los que piensa que lo más urgente, incluso más que estar a gusto en mi propio pellejo, es echar como sea al actual inquilino de Moncloa, por entregas o como fuere (las europeas son, para todos, una primera vuelta de las generales), y si el PP estuviese compuesto íntegramente por torturadores émulos de Félix Dzerzhinsky también sentiría que es práctico el votarlos, aunque mi cerebro me retire el saludo. Si en mi colegio electoral no me han "asesinado" de nuevo antes de tiempo, Mariano tiene mi voto, aunque no mi confianza.

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