Menú
José Antonio Martínez-Abarca

La crisis, ese edén institucional

Hoy quien no declara que va a gastarse el dinero que no tiene (y que ni siquiera existe) con un furor desconocido en tiempos de bonanza, no resulta solidario y no está en lo que está. En efecto, una crisis rarísima.

Ésta es una crisis capitalista muy rara. Si lo he entendido bien, la crisis la están aprovechando los bancos para forrarse preventivamente y cobrar las hipotecas "tóxicas" por partida doble: uno, lo que les va a regalar el Estado procedente del dinero de todos por el peligro de que no se devuelvan los préstamos de estos años; y dos, lo que van a pillar esos mismos bancos cuando persigan judicialmente a los incautos que recibieron esos créditos, sin piedad alguna (es decir, sin la piedad que se ha tenido con ellos) y estos incautos no tengan otra que abonar hasta el último céntimo de lo que ya podríamos considerar usura.

En España, la crisis será la situación ideal para los bancos porque los contribuyentes en general les tendrán que devolver lo que nunca les dieron en particular. Pero también van a darse una mano de pan de oro las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos ( y cualquier cosa que tenga un escudo institucional en la puerta y pueda romperse la mano con lo que no es suyo). A las Comunidades Autónomas en concreto las ha venido Dios a ver con esta crisis. Con el intratable prestigio que ha cobrado súbitamente la intervención pública en los asuntos privados, están aprovechando estos días para hacer lo que antes, hasta ayer mismo, no podían presentar ante los ciudadanos sin perder votos: quedar a la púa, al ya te veré, endeudarse hasta el calcañar por continuar "con el ritmo de inversión y el gasto social", recochinearse de ello y encima con el aplauso de las familias medias y menos medias, a izquierda y derecha, arriba, abajo, al centro y "pa" dentro. Hoy quien no declara que va a gastarse el dinero que no tiene (y que ni siquiera existe) con un furor desconocido en tiempos de bonanza, no resulta solidario y no está en lo que está. En efecto, una crisis rarísima.

Es el Pénjamo de los burócratas, el Jauja entresoñado y duermevelado de los que precisamente han causado la crisis, el Monteazúcar de los dilapidadores, el País de Irás y Siempre Cobrarás de los que me imagino que causan a propósito las crisis porque, en lo más lóbrego de ellas, es cuando viven realmente de lujo con cargo a la fiscalidad que caerá sobre los nietos. Los suyos no, claro.

En Libre Mercado

    0
    comentarios