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José Antonio Martínez-Abarca

La sociedad socialista animal

Según estos antitaurinos, "el terrorismo, la ablación, la esclavitud están prohibidos porque provocan dolor", lo cual va contra "su filosofía". Por lo visto si el terrorismo no provocara dolor en según qué barrios, no tendría que estar prohibido.

Dicen los antitaurinos vascos de la Asociación para un Trato Ético con los Animales (sic) que "alguien tendrá que explicar por qué se condena a ETA y no a Jesulín de Ubrique". Ya salgo a darles con gusto una explicación. Se condena a ETA porque tiene la discutible costumbre de matar personas, no como Jesulín de Ubrique, que de momento sólo mata animales, y ambas cosas tienen en todo el planeta un diferente tratamiento penal. He tenido que pensar mucho, no crean, antes de emitir este sintético apotegma. Impresionante documento.

Me hago cargo de que en la nueva sociedad gobernada por los antitaurinos vascos (y me imagino que los de cualquier otra parte) lo de Jesulín tendría absoluta prioridad en el castigo. Porque lo que en realidad quiere decir eso de "alguien tendrá que explicar por qué se condena a ETA y no a Jesulín de Ubrique" es que los antitaurinos vascos no entienden, no lo entienden en serio (y están necesitando alguien que les explique lo que estiman sinsentido cósmico), que no tenga la misma calificación moral la eliminación violenta de un cuatreño de pasto que la de un guardia civil. La llamada desesperada al mundo en nombre de su particular lógica, la de los antitaurinos, quiere decir más cosas, aún: que si resulta que es inexplicable que los de ETA estén en la cárcel y Jesulín no es porque lo de Jesulín les parece más grave o bien lo de ETA ligeramente más leve, da igual. "Alguien tendrá que explicar": es un escándalo que, mientras que los muertos de ETA se producen dentro del "escenario del conflicto", que explica cualquier comportamiento, los de las corridas de toros no.

Si se les sigue preguntando, los antitaurinos acabarán conviniendo que los asesinados por los "terroristas de personas" son muertos inevitables, por trabajo, mientras que los asesinados por los "terroristas de animales" son muertos por placer. Ni que decir tiene de a quiénes les echarían el guante primero. O mejor dicho: ni qué decir tiene quiénes andarían tranquilamente por la calle "del conflicto" y quiénes no verían la luz del sol en la madrastra. Es lo que pasa cuando ciertas ideologías zumbadas dan a los animales tratamiento de seres sin pecado original, los buenos salvajes de verdad en cuyas manos el planeta sería mejor de lo que ha sido bajo el dominio humano. El reino animal como la sociedad socialista primigenia, de la que son nostálgicos.

Según estos antitaurinos, "el terrorismo, la ablación, la esclavitud están prohibidos porque provocan dolor", lo cual va contra "su filosofía". Por lo visto si el terrorismo no provocara dolor en según qué barrios, no tendría que estar prohibido. Con buena anestesia, la ablación no duele: sin embargo tatuarse un "amor de madre" en el brazo sí lo hace, lo cual irá radicalmente contra la que llaman "filosofía" antitaurina. El argumento del dolor nos lleva muy lejos: deberían prohibirse los "juanetes" y no, por contra, los coches bomba en ayuntamientos gobernados por proetarras, ya que allí se consideran apaciblemente parte del paisaje. Esto ya me considero incapaz de explicárselo.

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