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José Antonio Martínez-Abarca

Miedo provinciano

Empiece por anotar Soraya quién de la región de Murcia no ha sido pinchado, y terminará antes, pues en algún momento llegó a haber más números del general Hernando pasando por radioaficionados que habitantes empadronados en Murcia.

Yo le aconsejaría a la portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, que pida a sus cofrades de provincias diligencia y sobre todo valentía a la hora de informarla al detalle de lo que ha venido ocurriendo en ciertos territorios desde que el coronel, ahora general, Hernando recibió el mandado de ponerse al frente de la unidad móvil de agentes de la Guardia Civil contra la corrupción; "urbanística", se la llamó en su bautizo desde el Ministerio (palabra que desapareció después misteriosamente). Debe andar despabilada Soraya porque los provinciales del PP son capaces de callarse so capa de descrisparse, incluso, o sobre todo, en casos en los que han resultado muy especialmente perseguidos por el poder central. Pero ya se sabe hasta dónde puede llegar el miedo en el PP, sobre todo en los sitios pequeños.

Rajoy le ha hablado de tres territorios donde se han batido todas las marcas de abusos de poder contra instancias del PP, sobre todo ayuntamientos, pero no sólo: Canarias, Baleares y Murcia. Canarias pilla un poco retirada, pero, a falta de conocer en profundidad lo que pasa allí, en la comunidad balear no ha ocurrido nada que no hubiese pasado antes y mucho peor en la murciana, con especial pátina de impunidad dada la ausencia de cobertura que se traga cualquier enormidad que pase allí.

Con la aplacencia de una sociedad que, pese a votar PP y cada vez con más intensidad, continúa, como extrarradio, en algunas inercias del régimen franquista, donde lo anormal de la falta de garantías parecía lo normal. Murcia es una mina para Soraya. Y no precisamente del festival de los cantes de La Unión. En ese pequeño rabo de España encontrará ex consejeros del PP esposados y expuestos a la mirada pública "como en un zoológico", jueces vástagos de ex altos cargos de la AP fraguista y metidos de ocasión a asociaciones afines al actual Gobierno queriendo vengar a sus papás contra los herederos de Aznar, metiendo en la cárcel, no durante setenta y dos horas, sino durante un mes enterito a alcaldes, sin indicios ni por supuesto pruebas. Hallará la portavoz, si a los provinciales no les entra el pudor del qué dirán por ahí fuera, andanzas poco explicables por los lagartijales de la región de un ex ministro que tuvo que dimitir por fresco tras una cacería con Garzón y que continúa siendo cabeza de lista al Congreso por Murcia, sin una sola iniciativa parlamentaria que explique tal honor.

No olvide la pequeña representante de Génova 13 adjuntar la un tanto saducea carta por unanimidad de los fiscales de la región negando que alguno de sus superiores, cuyas celebradas fotos agarrando pancartas políticas en sedes locales del PSOE desaparecieron en internet de la noche a la mañana, se condujesen sin "imparcialidad" en la masiva batida contra ayuntamientos del PP. Y, claro, las escuchas ilegales, que es a lo que vamos. Empiece por anotar Soraya quién de la región de Murcia no ha sido pinchado, y terminará antes, pues en algún momento llegó a haber más números del general Hernando pasando por radioaficionados desde las alcantarillas de Interior que habitantes empadronados en Murcia; y en la prensa se han publicado gráficamente, calentitas aún desde el Poder Judicial, hasta las orgasmadas de las relaciones adulterinas en los pueblos del PP.

Después de todo, señora portavoz, en qué otro lugar de España se ha pinchado a un ex consejero del Gobierno regional del PP sólo para poder publicar en la prensa amiga que, según la conversación privada del ex político, "el fiscal es un hijo de puta".

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