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José Antonio Martínez-Abarca

No demonicen a Soraya diciendo que es del PP

Para hallar a alguien vagamente similar a un votante convencido del PP en la estructura oficial del PP hay que desechar más gente que en la identificación de la última reencarnación del Gran Lama

El problema del PP, si es que eso es un problema para llegar al Gobierno (estoy dispuesto a admitir que ando equivocado en todo, ya que yo soy un señor muy antiguo que se quedó en el "deber ser"), es que tiene a demasiada gente en las bases y casi ninguna en las instituciones. Me refiero a que no hay casi nadie del PP en el organigrama del PP. En el PP hay demasiada gente que no es del PP, ni lo pretende. Más aún: que se pavonea de mantener diferencias irreconciliables con los que los han votado. Casi hay más socialistas en el PP que en el socialismo español, aunque muchos menos que en el falangismo, claro, la casa madre de todo esto que sufrimos ahora.

Yo en todos los años que llevo siguiendo de demasiado cerca al PP me he encontrado muy poca gente de ese partido precisamente en ese partido. Lo que me he encontrado son pícaros de cocina, sobreros que no cabían en el camarote de los hermanos Marx tras que entrara de perfil la manicura, la señorita que buscaba a su tía, el plomero y el ayudante del plomero, gente que cree ciegamente en el proyecto, pero siempre en otro proyecto distinto, tipos que pasaban por allí porque creían que poniendo cara de famoso les iban a dar croquetas gratis y mucho afiliado al PSOE pero con el carné de entretiempo; son los que siempre están con el partido que tiene razón, que coincide en todo con el que está en el Gobierno.

Cuando los cronistas políticos como uno, que sólo desea que gane las elecciones el PP porque pasados los cuarenta da pereza ya cambiar de cosmovisión, tiene que dar lecciones de lo que debe de ser el partido a los altos cargos del mismo y éstos te ven desde fuera, en la distancia, como un ideólogo de otra cosa distinta a la suya, es que algo no funciona en el actual partido de la Oposición. O sí funciona (como digo, estoy dispuesto a admitir que me equivoco en todo porque soy un señor muy antiguo que pretende que las elecciones se ganen defendiendo los valores a poder ser del partido por el que has sido elegido), pero la cosa se vuelve tan vagarosa que a la famosa frase de "ya ni nosotros mismos sabemos si somos de los nuestros" hay que responder que no, que sí lo sabemos: seamos los que seamos, somos siempre de los otros.

Por eso no sé si la nueva portavoz de Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, además de estar afiliada al PP es en efecto del PP, pero me extrañaría. Si muchas veces no lo son los que lo parecen, menos van a ser los que no lo parecen ni mucho menos tanto. Si para encontrar a un hombre justo hay que buscar con un candil entre las tinieblas exteriores, para hallar a alguien vagamente similar a un votante convencido del PP en la estructura oficial del PP hay que desechar más gente que en la identificación de la última reencarnación del Gran Lama, tras que el niño tibetano de Granada Osel nos saliera rana.

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