Menú
José Carlos Rodríguez

Cálculos electorales

Con tantas variables y posibilidades es muy difícil apostar por un ganador, porque no hay uno que se destaque. No obstante, en estos momentos, George W. Bush tiene una ligera ventaja, aunque no definitiva.

¿Quién ganará las elecciones del martes dos de noviembre? Habrá lectores para los que esta pregunta tendrá ya respuesta si no se reproducen los recuentos y las visitas a los juzgados de las elecciones de 2000. Algo que resulta muy probable por lo igualadas que están las intenciones de voto en las encuestas, la gran incorporación de nuevos votantes y anteriores abstencionistas, y la enorme división política que vive el país. Toda la nación es consciente de que estas no son unas elecciones como las demás y son muchos que las ven como las más decisivas de su vida.
 
Lo que sí parece saberse son las claves de estas elecciones, centradas en unos cuantos Estados y en el corrimiento del voto de varios grupos sociales. John Kerry se llevará los votos electorales de los Estados de la costa este, más los más norteños de la costa este. Pero no le serán suficientes. George W. Bush cuenta con el medio oeste y con el resto de Estados a excepción de los que aún muestran vacilaciones en las preferencias de los votantes: los cercanos a los grandes lagos, como Minesota (con 10 votos electorales), Wisconsin (10), Michigan (17), Iowa (7), y Ohio (20). A ellos hay que sumar Pensilvania (21) y Florida (27), que como hace cuatro años puede volver a ser decisiva. Illinois (21) votará por los demócratas.
 
Ningún republicano ha salido elegido sin el voto de la conservadora Ohio, donde las encuestas muestran una total indecisión. En los últimos años se han perdido 200.000 empleos en ese Estado y la tasa de paro ha aumentado del 6% al 8%. Pero la deriva de la campaña hacia la lucha contra el terrorismo (asunto en el que Bush tiene ventaja sobre su rival) e Irak (donde la ventaja es para Kerry) han restado importancia a la economía. A ello hay que añadir el inusitado peso que en esta campaña están teniendo las cuestiones morales y de libertades civiles, como el aborto, la investigación con células madre o los matrimonios entre homosexuales. Este último conjunto de problemas le podrían dar en última instancia una ventaja a Bush en Ohio, así como en otros Estados, como Iowa o Michigan. De caer este último en manos de los Republicanos se compensaría la pérdida de Ohio. Con resultados muy apretados podrían resultar decisivos los terceros partidos.
 
Por otro lado, la presidencia de Bush hijo ha resultado revolucionaria en varios sentidos, tanto en política exterior como dentro de las fronteras del país, lo que se está manifestando en cambios en el comportamiento de varios grupos sociales. El voto femenino, tradicionalmente favorable a los demócratas, está equilibrándose e incluso podría repartirse desigualmente a favor de los republicanos. Esto ha sido compensado con el cambio en el voto masculino. Otros grupos tradicionalmente favorables a los demócratas están repartiendo más su voto, como el de los negros, que votaron por los republicanos en un exiguo 8% en 2000 y que podría aumentar a un 18% según una reciente encuesta. Los judíos también están comenzando a ver a los republicanos con mayor simpatía, aunque siguen votando mayoritariamente por los demócratas. Pero un trasvase de este voto a los republicanos podría ser decisivo en Estados como Florida, Ohio o Michigan. Por el contrario perdería gran parte del voto árabe, que le favoreció en 2000. El llamado voto hispano es muy heterogéneo y es más cambiante que el de otras minorías. Aunque los de origen cubano mirarían en su mayoría hacia Bush, ha habido una gran inmigración de origen mejicano a Florida cuyo sentido del voto no está claro. Un último elemento que podría ser decisivo es la incorporación del voto joven, tradicionalmente alejado de las urnas. En su mayoría optarían por cambiar el nombre del ocupante del Despacho Oval y si aumentan su participación lo suficiente, John Kerry sería el Presidente de los Estados Unidos por los próximos cuatro años. Los demócratas han contado con el apoyo de los grupos 527, una casilla de los impuestos que permite hacer contribuciones a los partidos políticos, y que según un reciente artículo podrían haber favorecido a los demócratas en una proporción de nueve a uno. Las grandes fortunas, con George Soros a la cabeza, apuestan claramente por el partido de Kerry.
 
Con tantas variables y posibilidades es muy difícil apostar por un ganador, porque no hay uno que se destaque. No obstante, en estos momentos, George W. Bush tiene una ligera ventaja, aunque no definitiva. Si sigue en el poder hasta 2008 podría llevar a caboreformas de gran caladoen el Estado de Bienestar y en losimpuestosy recibiría un moderado pero decisivo respaldo a su política antiterrorista. Si es John Kerry el elegido ocuparía la Presidencia un político indefinido, sin convicciones duraderas, y en parte maniatado por un Congreso y Senado que quedarán, previsiblemente, en manos de los republicanos.

En Internacional

    0
    comentarios