Los resultados de estas elecciones regionales y municipales son históricos. No sólo por la magnitud de la victoria del Partido Popular, sino por la impronta que van a dejar en la política española durante décadas.
Lo primero que llama la atención es que Bildu, la última marca electoral de ETA, tiene un cuarto de los votos y saca más concejales que ningún otro partido en el País Vasco. Los políticos a quienes les interesaba, han dicho que Bildu no era ETA. Pero lo hacían a sabiendas de que estaban mintiendo. Porque todo el mundo lo sabe. Y lo saben sus votantes, que es lo más importante.
El PP le saca al PSOE diez puntos, más de dos millones de votos en unas elecciones municipales, una diferencia abrumadora, teniendo en cuenta que mucho voto se pierde en candidaturas locales. El deseo de cambio de los españoles es ensordecedor. Quieren cambio y quieren empleo. El PP, por otro lado, tiene dos graves problemas en Asturias y en Navarra.
Por lo que se refiere al PSOE, no es que salga derrotado, es que no gobernará, previsiblemente, en ninguna comunidad autónoma con dos excepciones: País Vasco en coalición con el PP y Andalucía... hasta que se produzcan las próximas elecciones. En Andalucía el PP es ya el partido más votado con más de 7 puntos de diferencia en las municipales. El PSOE también cae en Cataluña. El PP se mantiene o sube donde gobierna. La caída del PSOE es general. Y nada de abstención de castigo, la participación ha sido normal.
La pérdida de Castilla–La Mancha es de las que marca un antes y un después. Madrid parecía inexpugnable para la izquierda. Murcia y Valencia igual. A la hora de escribir este artículo, podría sumarse también Extremadura. No es que los socialistas pierdan dos comunidades ahora, es que pueden haberlas perdido para muchos, muchos años. Se podría pensar que ya se recuperarán. Y lo harán. Pero con la consolidación de UPyD como partido de ámbito nacional ya no será lo mismo. El PSOE tiene dos competidores nacionales en la izquierda. El PSOE ha perdido la erótica del poder, muchos arribistas se quedarán en la calle. Pero ha perdido también influencia social.
Pero hay más. El voto urbano abandona el socialismo y se pasa al PP. El voto educado e informado, lo mismo. Y la tendencia secular de la sociedad va en ese sentido. Además, el discurso de izquierda, incluso en un contexto de crisis económica, cala cada vez menos. Y su hegemonía en los medios de comunicación es cada vez más limitada. Estamos ante la debacle del PSOE en España. Creo que estas elecciones, más las andaluzas y las próximas generales, marcarán un antes y un después en la influencia del principal partido de la izquierda en España.