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José Carlos Rodríguez

Se puede echar a Zapatero

Puede muy bien ser que no tenga el aguante necesario para ello. Quizá, contra lo que pensaba, 2012 quede sólo para los Juegos Olímpicos de Londres y las elecciones tengan que adelantarse. El PP no le debe nada al Gobierno.

El Gobierno aprobó, con nocturnidad y alevosía, el decreto de los recortes de salarios públicos, pensiones, inversiones y demás. Queda el trámite parlamentario. Y aquí se juega en parte la legislatura. El PP, digo. Pues, ¿debe apoyar el decreto, sí o no? Si no lo hace se someterá a la crítica de que en el momento decisivo, por parafrasear a la vicevogue, el PP "no arrima el hombro". Ahí está el editorial de El País del viernes, marcando el camino. Pero, por un lado, ese reproche está desgastado de tanto usarlo. Por otro, a Mariano Rajoy le basta presentar una serie de medidas alternativas, como ya hizo el miércoles 12, cuando Zapatero arruinó su discurso en un par de minutos en que detalló los recortes. "¿Quiere recortes? Empiece por aquí...". Calculadora en mano, eso sí. Y hasta los 15.000 millones de marras.

El peso de la acusación de ser insolidario, por tanto, no es tanto que hunda unas espaldas tan estrechas como las de Rajoy. Y, por otro lado, hay razones de sobra para votar en contra del decreto. La primera es que el Gobierno se ha visto obligado a hacer estos recortes por su (falta de) política económica. Él es el responsable, y quien tiene que apechugar con la responsabilidad de los mismos. Eso sí, no en solitario. Deben acompañarle los sindicatos, que son quienes han parado cualquier reforma necesaria. Y los medios de comunicación afines, que volverán a asumir, en primer tiempo de saludo, la última consigna de Moncloa.

Deben acompañarle, también, todos los grupos políticos que le han apoyado estos seis años. Cuando la crisis sólo se estaba larvando, era fácil apuntarse al guerracivilismo de Zapatero y querer arrinconar al PP en un sumidero de la historia. Pero ese Gobierno al que apoyaban era el mismo al que le ha estallado la crisis en las manos. Hay escaños de sobra para sumarse a los del PSOE y que prosperen los recortes. Que se retraten ahora con él.

Si no lo hacen, si el decreto se queda en nada, el Gobierno se verá en una situación muy apurada. El mercado volverá a dejar la deuda del Estado por los suelos, y el dinero huyendo de la Bolsa. El Gobierno se verá forzado a forjar un acuerdo que dure al menos hasta los presupuestos, pero con un gasto a la baja es más difícil encontrar pareja. La estrategia lógica del Gobierno es introducir las reformas necesarias, aguantar hasta el final de la legislatura, y presentarse con los primeros brotes verdes. Pero puede muy bien ser que no tenga el aguante necesario para ello. Quizá, contra lo que pensaba, 2012 quede sólo para los Juegos Olímpicos de Londres y las elecciones tengan que adelantarse. El PP no le debe nada al Gobierno. Nada bueno, se entiende. Y es su responsabilidad contribuir a que Zapatero deje de ser presidente cuanto antes, para favorecer un cambio de rumbo en España.

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