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José Enrique Rosendo

No hay motivos para el orgasmo

La tendencia hacia el bipartidismo ha aumentado. Los dos principales partidos tienen hoy 322 escaños, el 92% del hemiciclo de San Jerónimo, frente a los 312 de la pasada legislatura.

Vale, de acuerdo. El PSOE ha ganado las elecciones generales, aunque sería más preciso concluir que quien ha vencido ha sido la coalición de socialistas con los radicales de izquierdas, los de la proteína social, que le han proporcionado cinco escaños más que hace cuatro años.

Con una participación que ha alcanzado los patrones históricos a los que apelaba la publicidad del PSOE, con un hundimiento total de las fuerzas de la izquierda más extrema (especialmente ERC e IU) y con la movilización del gran granero socialista, Andalucía, con elecciones autonómicas oportunamente simultaneadas por el obediente Chaves, Zapatero ha encontrado su techo en muy pocos escaños más que hace cuatro años.

La noche y algunas de las primeras encuestas conocidas a pie de urna, nos colocaban a Zapatero acariciando con la yema de los dedos la mayoría absoluta y con un PP que habría tocado su techo en la repetición de los resultados de 2004. Las cosas, conforme avanzaba el recuento, fueron atenuándose hasta el resultado definitivo.

La primera conclusión de estas elecciones es que la tendencia hacia el bipartidismo ha aumentado. Los dos principales partidos tienen hoy 322 escaños, el 92% del hemiciclo de San Jerónimo, frente a los 312 de la pasada legislatura. Eso significa que las fuerzas nacionalistas son hoy más débiles que ayer, porque así lo han decidido libremente los españoles.

La segunda conclusión es que el centro-derecha y la izquierda igualmente son dos bloques equivalentes, si junto al PP sumamos a los nacionalistas de orientación ideológica liberal, democristiana o conservadora. En total, 173 frente a 177 diputados. Y con una participación electoral, como hemos dicho antes, alta. Si calculamos la diferencia entre PSOE y PP, veremos cómo la diferencia se ha mantenido. España, por tanto, no es hegemónicamente de izquierdas, como algunos nos quieren hacer ver.

La tercera es que Rodríguez Zapatero va a tener suficiente margen para poner en marcha las políticas que considere necesarias para solucionar los problemas que vive nuestro país, especialmente en el ámbito territorial y sobre todo en el económico. A Zapatero hoy le hacen falta 7 escaños para conseguir la mayoría parlamentaria, algo que puede obtener con diversas fórmulas sin caer en las eternas sumas de la pasada legislatura ni las vergonzosas dádivas a los grupos centrípetos.

Conjugando estos tres elementos, ahora tendremos la oportunidad de que quienes no han querido verlo hasta ahora, se den cuenta del verdadero talante de Zapatero. Los dos partidos mayoritarios disfrutan de un respaldo histórico, que es más que suficiente, por ejemplo, para frenar la embestida nacionalista cuya deriva secesionista es uno de los grandes retos que tiene ante sí el Estado.

Finalmente, dos apuntes más. El primero es lo que sucederá con el tripartito catalán, tras el batacazo de ERC. La lectura de los independentistas catalanes de estos resultados podría llevarles a separarse de un partido, el socialista, que les ha ahogado en las urnas. Y el segundo, también relacionado con las minorías, es Izquierda Unida. A la organización de Llamazares, cuando mejor le ha ido, ha sido a la contra del PSOE. Y cuando peor (1982 y ahora) cuando se convirtió en báculo de los socialistas.

En fin, que Zerolo, cuando analice en profundidad los resultados, no tiene demasiados motivos para el orgasmo. Al menos, no del calibre que él pensaba.

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