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José Enrique Rosendo

Un supermán para nuestra economía

Se trata de alguien que puede salvarnos de la hecatombe, de la crisis y del desconcierto, habida cuenta sus habilidades crematísticas. Capaz de obrar milagros con inaudita imaginación y convicción.

La economía no va bien. Crece el desempleo, la inflación se desata con avaricia, las familias endeudadas como nunca ven mermado su poder adquisitivo, los bancos andan secos y dificultan el acceso al crédito, el consumo se retrae, el ladrillo, nuestro patrón de crecimiento en los últimos años está tambaleándose sin solución y España sigue perdiendo competitividad, como demuestra el último varapalo del 19% de la balanza de pagos. Vistas así las cosas usted podría considerar que soy un agorero y un exagerado, posiblemente al servicio de la causa de Rajoy.

Pero se equivoca de plano. A fuerza de darle vueltas a la cabeza, porque a mi todo esto me preocupa mucho, acabo de descubrir la solución a los muchos males económicos de Zapatero. Reconozcan conmigo que Solbes, a pesar de su contrastada solvencia, ha hecho bastante poco en esta legislatura, porque ha sudado más la camiseta como portero que como delantero; y que Sebastián y sus chicos, esos de Minessota y tal, han sido una nulidad incluso como fontaneros de la cosa. Así que, en este vasto desierto que rodea al PSOE en cuanto a nombrar, si llegara el caso, nuevo cabeza de la economía, se me ocurre un nombre.

Se trata de alguien que puede salvarnos de la hecatombe, de la crisis y del desconcierto, habida cuenta sus habilidades crematísticas. Capaz de obrar milagros con inaudita imaginación y convicción. Bien relacionado con Estados Unidos y, sin embargo, indiscutiblemente progresista. Con peso internacional, con lo que de paso puede ayudar al pobre de Moratinos. Y desde luego, buen amigo y además proveedor de los empresarios que frecuentan la confianza de nuestro presidente socialista.

No sé si les he dado pistas suficientes para dar con el nombre, pero es verdad que a veces la evidencia es sorprendentemente obscura, que lo obvio puede llegar a resultar invisible. ¿No lo adivinan? Pues es bien fácil: Al Gore. Sí, sí, el ex vicepresidente de Estados Unidos, un ciudadano del mundo verde, una mente preclara y solidaria con una capacidad previsora desconocida a lo largo de los siglos. Podrán objetar que el ex vice de Clinton está muy ocupado, pero sin embargo les aseguro que ya atesora suficientes dólares para vivir con holgura y que además necesita resarcirse de las derrotas electorales que sufrió de manos del malo malísimo de Bush. Además de que no hay nada que una más a dos personas que compartir un mismo enemigo.

Las razones de mi propuesta son indiscutibles. Ustedes comprenderán que si Al Gore ha conseguido, en sólo siete años, multiplicar por diez su patrimonio, al mismo tiempo que es capaz de respetar el medio ambiente y batirse el cobre por evitar el dantesco cambio climático, muchísimo más podría hacer por la economía española. ¿Se imaginan multiplicar por diez nuestro PIB en siete años? Ni Konrad Adenauer en la Alemania de la posguerra habría podido hacer algo similar.

Piénsenlo bien. ¿Quién si no Al Gore puede garantizar a Zapatero esas noches de luna y miel de un presupuesto expansivo que permita esas generosidades tan extraordinarias de nuestro amado líder? ¿Almunia? ¿Gómez Navarro? ¿Taguas, acaso? No. En Ferraz debieran meditar concienzudamente, como siempre hace Pepiño Blanco, esta interesante e inteligente propuesta. A propósito, que se la cedo gratis al PSOE, no como el tacañón de Pedro Arriola, que cobra 500.000 euretes anuales por equivocar a Rajoy.

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