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José García Domínguez

¿Alguien sabe qué opinan los catalanes de la inmersión?

Mira que sería fácil preguntarle al personal y así, de paso, taparles la boca definitivamente a todos esos fachas de Madrit.

Mira que sería fácil preguntarle al personal y así, de paso, taparles la boca definitivamente a todos esos fachas de Madrit.
EFE

Yo aprendí a leer y a escribir en Barcelona. Por más señas, el idioma que aprendí a leer y escribir en Barcelona fue el español, pues pertenezco a la última promoción de habitantes del lugar que recibió su instrucción escolar íntegramente en el idioma castellano. Según las actuales autoridades educativas catalanas, perdí miserablemente el tiempo durante todos aquellos años de escolarización primaria y secundaria. Y es que, tal como reza la doctrina oficial al respecto, el castellano es un idioma que se aprende solo, sin necesidad de recibir ni tan siquiera una miserable hora de clase a la semana para adentrarse en los arcanos de sus normas sintácticas, fonéticas u ortográficas.

Así las cosas del conocimiento infuso, podría haber dedicado toda mi infancia, qué sé yo, a repasar y memorizar los nombres de los 7.587 presidentes electos que tuvo la Generalitat desde el descubrimiento de la rueda hasta José Montilla i Aguilera, seguro que hubiera sido menos aburrido que aprender a conjugar el subjuntivo de los verbos irregulares. Aunque muchos años después, ya bien mayor y talludito, cometí el error de dedicarme de modo más o menos profesional al periodismo, ocupación laboral precaria que me exigió volver a repasar, y en profundidad, los fundamentos normativos de ese idioma tan, tan fácil que cualquier tonto de baba lo puede aprender, por lo visto, sin incurrir en el menor esfuerzo intelectual.

Ahora, como no hay collons para declarar la independencia, nuestro presidente ha declarado que, y como sucedáneo, va a inventarse un cuento leguleyo, otro más, a fin de no tener que cumplir esa sentencia del Supremo. Lo que no ha declarado nuestro muy medroso libertador, sin embargo, es que tenga previsto ordenar la elaboración de una encuesta al remedo local del CIS para que el mundo entero sepa que en Cataluña el consenso a propósito de la inmersión obligatoria resulta absolutamente unánime, tal como no se cansa de repetir a todas horas la prensa del Moviment. Mira que sería fácil preguntarle al personal y así, de paso, taparles la boca definitivamente a todos esos fachas de Madrit, amén de a los vendidos y renegados de Casa Nostra, los que insisten en negar lo evidente. Ánimo, president. ¿O tampoco para eso hay collons?

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