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José García Domínguez

Cloratita al pil-pil

¿Se le ha ocurrido a usted interrogarse por qué Benesmail no escondía en su celda los planos del cielo, sino los móviles de cuatro etarras y de dos de sus visitadoras, además de la auténtica y genuina receta casera para cocinar cloratita a la vasca?

Por lo que respecta a eso que llaman ideologías, uno ha de confesar que vivió en el error durante media vida, persuadido como estaba de que tan la derecha era hija de cierto Hobbes como la izquierda de un tal Rousseau. Y así, en la más triste de las inopias conceptuales, estaba llamado a acabar sus días. Que de no haber sido testigo mudo de la memorable tenida doctrinal entre Gabriel Albiac y Su Excelencia el Presidente del Senado, aún hoy vagaría a la deriva en el arbitrio de tan graves cuestiones. Pues había oído ese rumor que atribuye a Coto Matamoros el copyright de la cosmovisión que, en su candidez, suponía obra del ginebrino. Mas sólo el deslumbrante razonamiento de don Javier Rojo durante aquel seminario radiofónico hubo de revelarle la gran verdad que encerraban aquellas voces.

Y es que diole a Albiac por mentar a Sieyès. "Umm... ggg", replicó el otro, sin pensárselo dos veces. Interesose luego el filósofo en saber si el concepto de soberanía auspiciado por el célebre "abate" sería suscrito por el PSOE. "Agg... que me está provocando... umm", acertó a aclararle el tribuno. Inquiriole a continuación por la vigencia de los principios de poder constituyente y poder constituido. "Umm... ¡Que no me provoque!... Ugg", terció entonces la cuarta autoridad del Estado, tras meditar durante unos segundos. Y para mí tengo que de no haber sido por la providencial irrupción de Anne Igartiburu glosando las delicias de la urbanización Marina D´Or, el escritor habría acabado la noche en la sala de urgencias del Gregorio Marañón.

Fue así, gracias al magisterio del senador Rojo, como uno alcanzó a comprender, al fin, que la ilegitimidad de una reflexión política no se mide por las respuestas que ofrece, sino por las preguntas que osa plantear. Por ejemplo, ¿se le ha ocurrido a usted interrogarse por qué Benesmail no escondía en su celda los planos del cielo, sino los móviles de cuatro etarras y de dos de sus visitadoras, además de la auténtica y genuina receta casera para cocinar cloratita a la vasca?

Pues, como la respuesta sea sí, no lo dude: constituye usted un exponente canónico de la extrema derecha; es un facha de manual; un miserable talibán, más abyecto aún que aquella carcundia vomitiva delABCque publicara los diarios íntimos del estudiante Enrique Ruano por ver de encubrir a los policías que lo mataron. Ya lo sabe. Así que no pregunte nunca más por quién doblan las campanas de Coto Zarzalejos, Kiko Cebrián, Zetapé, Garzón, el Rasputín del GAL, el Col.legi de Genuflexos de Catalunya, y el muy centrista sanedrín del "no tenemos que mirar ni hacia atrás ni hacia delante, sino hacia otro lado". No lo pregunte: doblan por usted.

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