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José García Domínguez

Conde Pumpido va a ser implacable

Acaso imaginan esos ingenuos que a la Fiscalía se le van a invertir las prioridades justicieras después del fin de semana

Sábado. 18-J. Siete de la tarde. Calle Pelayo. Barcelona. No pasan de quinientos. Llevan pancartas de las Juventudes Socialistas y banderas con el Arco Iris. Gritan obsesivamente. Hasta la afonía. Sobre todo, una consigna: “Rajoy, barbudo, te vamos a dar por el…”
 
Sábado. 18-J. Ocho de la tarde. TV3, la televisión pública de Cataluña. El periodista, micrófono en ristre, se lanza sobre un viandante inadvertido que deambula por la calle ajeno a lo que le espera. Enseguida, el ciudadano comete su primer error: accede a responder, creyendo que se trata de una entrevista. Luego, una cuarta parte de los telespectadores catalanes asiste al siguiente diálogo desde sus hogares:
 
– “Oye, ¿tú por qué llevas barba?”
– “Hombre…no sé…porque me gusta”.
– “Ja, ja, ja. Pues me excitas. Ahora mismo me la estás poniendo morcillona. Ja, ja, ja”.
 
Ya está. Listo. “Entrevista” concluida. Después, dos segundos de silencio. Y la víctima que se vuelve a equivocar. En lugar de dirigirse a la comisaría más próxima e interponer una denuncia contra la Corporación Catalana de Radio y Televisión, aturdida, opta por huir de las cámaras y perderse entre la multitud.
 
Sábado. 18-J. Nueve de la tarde. Telediario de TV3, la cadena pública que quiere sodomizar a los contribuyentes. Exquisita neutralidad en el tratamiento de la información. Impecable: similar espacio para los pretendientes barceloneses de Rajoy, y para ese millón y medio que se acaba de manifestar en Madrid a favor de la familia. Únicamente una diferencia: en el corte de la manifestación de los quinientos, no se oye el anhelo que corean; en el de la segunda, sí resuenan las consignas.
 
Sábado. 18-J. Doce de la noche. Cándido Conde Pumpido ni está, ni se le espera. Y eso que el Fiscal General del Estado –por cierto, también barbudo él– lo había dejado muy clarito veinticuatro horas antes. Todos lo pudimos escuchar. Lo repitió por activa y por pasiva: sería inflexible e implacable. Todo el peso de la Ley –prometió– caería sobre cualquiera que en el transcurso de una manifestación o acto con difusión pública profiriese mensajes vejatorios de índole sexual. Y su segunda, Elvira Tejero, Fiscal Jefe  de la Secretaría Técnica de la Fiscalía General del Estado, fue más contundente aún, por si algún sordo no había captado el mensaje. En reunión con la Federación de Gays y Lesbianas no dejó lugar a dudas: se comprometía a emprender acciones judiciales contra las personas que profirieran descalificativos el sábado. Y sus interlocutores, entusiasmados, remachaban esa inquebrantable y férrea voluntad justiciera de la Fiscalía. “La Fiscalía nos ha pedido que le traslademos cualquier tipo de insulto que pueda incitar al odio”, declaraban hace dos días.
 
Que se vaya preparando, pues, la alegre muchachada socialista de Barcelona. Conde Pumpido está a punto de lanzar sobre ellos el Código Penal, el Código Civil, el Código Ético de TV3, y el Da Vinci, si hace falta. O acaso imaginan esos ingenuos que a la Fiscalía se le van a invertir las prioridades justicieras después del fin de semana.

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