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José García Domínguez

El ministro Iceta y el castellano

El ministro Iceta, de Cultura, de Deportes y del PSC acaba de declarar que entre sus objetivos prioritarios figura el de proteger la producción cultural "en lenguas distintas del castellano".

El ministro Iceta, de Cultura, de Deportes y del PSC acaba de declarar que entre sus objetivos prioritarios figura el de proteger la producción cultural "en lenguas distintas del castellano".
Miquel Iceta, en una imagen de archivo. | EFE

El ministro Iceta, de Cultura, de Deportes y del PSC acaba de declarar que entre sus objetivos prioritarios figura el de proteger la producción cultural "en lenguas distintas del castellano". Nada nuevo bajo el sol. Y es que, mucho antes de verse ministro, la prioridad de Iceta ya era subvencionar cualquier cosa en cualquier lengua distinta del castellano. Es lo que hizo cuando, en su condición de concejal cunero por Cornellà, población donde, empezando por el alcalde, nadie hablaba idioma distinto del español, consiguió, al alimón con José Montilla, que el 100% de la producción cultural sufragada por el municipio se expresara en una lengua distinta del castellano.

Hito que igual ayudó a repetir en el caso de la Generalitat, tras mostrarse en extremo complaciente con los filólogos trabucaires de la Esquerra y su obsesión paranoica por limpiar de la más mínima impureza castellana el suelo patrio del País Petit. Los nacionalistas catalanes, e Iceta lo es en la intimidad, creen que de la cantidad saldrá la calidad. Y que, por tanto, todo se reduce a un problema de chequera. Pero se equivocan. La cultura catalana de hoy en día no vale nada, absolutamente nada, pese a llevar cuatro décadas recibiendo una lluvia interminable de dinero público. Eso sí que es una verdadera lluvia dorada.

En cambio, hace sesenta años, y sin caerle ni un céntimo institucional, exhibía un nivel medio muy digno, con individualidades de gran talla. El propio inventor de ese cuento chino llamado Països Catalans, el valenciano Joan Fuster, era un escritor y ensayista notable, de primer orden. Ahora mismo, no le llega a la suela de los zapatos nadie en esa innúmera cofradía de escribas vernáculos acogidos de por vida a la sopa boba cultural subvencionada.

Por lo demás, yo pensaba que los nacionalistas catalanes eran lo peor porque aún no conocía a los gallegos. Pero, ahora que vivo entre ellos, empiezo a dudar. Con decir que la jefa del BNG, cierta Pontón, acaba de proponer, y en serio, que una parte mollar de los fondos Next Generation se destine a promocionar otra lengua distinta del castellano... Ya solo falta que la idea llegue a oídos de Iceta.

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