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José García Domínguez

El PSC no es federalista

Solo repudiando la cultura del catalanismo podría el PSC abrazar el federalismo.

Un socialista preocupado por el déficit fiscal viene a ser algo así como un cura regentando una tienda de condones. Más he ahí el pobre Pere Navarro, que me acaba de enviar a casa un volante donde confiesa su muy íntimo anhelo de que "Cataluña se haga cargo de todos los impuestos que pagamos los catalanes y las catalanas". Lo cuenta en un díptico que lleva por improbable título "Federalismo, la alternativa sensata". Papel tras cuya lectura uno siente el irrefrenable impulso de regalar al candidato del PSC el último libro del psicólogo Dan Ariely, Por qué mentimos... en especial a nosotros mismos. Y es que mal puede postular el federalismo un partido que ni ha sido, ni es ni nunca será federalista.

Como el médico a aquel travestido que interpretaba López Vázquez en Mi querida señorita, ya iría siendo hora de que alguien le dijese la cruda verdad a Navarro. Una verdad que acaso ayudaría a quitarse la venda de los ojos a esa izquierda ilustrada que ahora malgasta el tiempo redactando bienintencionados manifiestos unionistas. Izquierda, la española, que jamás ha acabado de comprender la naturaleza última del catalanismo político. Un movimiento cuya esencia germinal resulta incompatible con la doctrina federativa. Como no se cansa de recordar Francesc de Carreras, la Lliga de Prat de la Riba no era federalista. Y Valentí Almirall, su principal adversario, tampoco.

En tiempos se pudo ser catalanista y autonomista, pese a que sus partidarios constituyan una remota especie extinguida. E igual cabe decirse catalanista y proclive a firmar un tratado de confederación con España, a la manera de Duran Lleida. De idéntico modo que procede el catalanismo independentista, según postula, entre otros, la Esquerra. Pero eso del catalanismo federalista supone una contradictio in terminis. Solo repudiando la cultura del catalanismo podría el PSC abrazar el federalismo; esto es, el café para todos, que no otra cosa exige el concepto. Una ruptura que, huelga decirlo, no se va a producir. Quizá en el resto de España sean pocos los federalistas, pero es que en Cataluña no hay ninguno. En abierta contradicción con la dialéctica marxista (la de Groucho), el PSC va a pasar de la más absoluta de las miserias a la nada. A pulso se lo ha ganado.

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