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José García Domínguez

La Esquerra y los negros

Florilegio de deposiciones de Heribert Barrera, Àngel Colom y Oriol Junqueras.

Florilegio de deposiciones de Heribert Barrera, Àngel Colom y Oriol Junqueras.
Gabriel Rufián y Oriol Junqueras | EFE

"La inmigración es la principal amenaza de Cataluña. Conseguimos superar las avalanchas de andaluces, pero ahora el catalán está en peligro. A mí me gustaría una Cataluña como la de la República: sin inmigrantes". Al autor de la deposición anterior, que no fue otro que Heribert Barrera, primer presidente del Parlament en la Transición y secretario general amén de presidente de Esquerra Republicana de Catalunya entre 1976 y 1995, también le hubiera gustado una Cataluña no sólo limpia de andaluces, sino, ya puestos, en la que tampoco hubiera negros. Ni negros ni mestizos. De ahí otra de sus cogitaciones célebres a cuenta de la promiscua impureza racial que tenía que soportar cada vez que se daba una vuelta por las Ramblas. "Nadie me convencerá de que es mejor una Rambla con gente mestiza que otra en la que únicamente pasee gente de raza blanca". Y es que, para ese ilustre representante del otro gran partido histórico de la izquierda peninsular, Carmen Calvo dixit, el problema de los negros es que "tienen un coeficiente intelectual inferior al de los blancos". Incluso inferior al de los andaluces, le faltó añadir.

No obstante, pese a que los andaluces (y supongo que también los gallegos y los aragoneses) solo le parecían un poco menos lerdos, aunque solo un poco, que los negros, el hombre que durante más años dirigió la Esquerra en la época contemporánea tenía prevista su particular solución final para el problema andaluz. "La solución para el paro es expulsar a los inmigrantes que nos roban el trabajo", sentenció a propósito de ese asunto. Más nadie piense que muy llorado caudillo de la Esquerra (Satanás se lo llevó de este mundo en 2011 para que le hiciera compañía en el Averno) solo decía semejantes cosas en los lejanos y extraviados años treinta de la Europa criptofascista. Qué va. El difunto animalito verbalizó todo eso que otros catalanistas, también molt esquerrans como él, no se atrevan a decir en público ya en vísperas del cambio de siglo, cuando los muy engolados tontos con balcones a la calle de la derechona madrileña andaban nombrando "Español del Año" al otro, al Gran Ladrón. Hace apenas un cuarto de hora, como quien dice. Nadie se extrañe pues de que cuando traspasó ese benemérito izquierdista, las sedes de ERC se inundarán de compungidas lágrimas.

Àngel Colom, unos de sus sucesores en la dirección del partido, confesó consternado que el finado había dejado "una huella muy grande en el corazón de todos los catalanes" y que, tras su marcha, Cataluña había quedado "huérfana". Sí, sobre todo, los negros de las Ramblas. Por lo demás, Barrera no fue el primer racista de la Esquerra, ni el único racista de la Esquerra, ni tampoco el último racista de la Esquerra. Al respecto, a Carmen Calvo le convendría saber que su genuino padre político, cierto Pere Rossell i Vilar, en su día director del zoo de Barcelona y diputado de ERC durante la República, dejó escritos para la posteridad dos grandes tratados de racismo teórico. Uno titulado Diferencias entre catalanes y castellanos (1917). Y otro que llevaba por muy inequívoco título La Raza (1930). En este último, el fundador de la Esquerra y mentor de Barrera anota: "En las razas donde los mestizos son pocos, las alteraciones mentales del conjunto no tienen importancia y quedan ahogadas por la gran producción autóctona. Pero en las razas de fuerte contenido extraño, la producción mestiza puede ser abundante y la pureza mental resentirse". ¿Adivina el lector quién, a propósito de ese hijo de su padre, pontificó solemne: "Hoy su testimonio y su determinación debería servir de faro y ejemplo a seguir". Exacto, el siguiente de la lista, el orondo santurrón de Lledoners. Pero los racistas son los de Vox.

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