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José García Domínguez

La Ley de Economía Insoportable

Incurrirá en delito de lesa patria quien recuerde que toda esa charlatanería ecológica y renovable es la responsable única de que el coste del kilovatio hora para las familias españolas haya crecido un 23 por ciento desde 2008.

Después del almibarado tránsito de Zapatero por el BOE, el derecho inalienable a la gramática tendría que incorporarse a la Declaración Universal de los Derechos Humanos por el procedimiento de urgencia. Amén de ser una reparación de justicia, constituiría el primer paso para la muy necesaria inclusión de la cursilería y el kitsch como delitos tipificados en el Código Penal. No obstante, mientras ese ansiado día llega, habremos de asistir a nuevos crímenes impunes contra la semántica; como ése de llamar "Ley de Economía Sostenible" al último contubernio de Salgado, Méndez y Cía. De hecho, cuando se sancione la norma, todos deberíamos guardar dos minutos de silencio, el primero por el sentido común, el otro por el sentido del ridículo. Y ello, aunque sólo fuera porque, en economía, lo único en verdad insostenible consiste en pretender que las leyes que rigen la producción y el intercambio de mercancías se plieguen a lo que mande el Gobierno de turno en un trozo de papel timbrado.

En fin, si en Lenin el socialismo consistía en la electrificación más los soviets, para Zapatero reside en despreciar el viejo concepto burgués de coste económico más unos cuantos caramelos de fresa retórica. Así, consecuente con la inconsistencia de su mentor, el primer plan quinquenal rosa se fundamentará en seguir apuntalando las energías de cuento de hadas en el imaginario progre vía primas, subsidios, presentes, dádivas, ofrendas y otros dones varios a los proveedores parasitarios de ese humo insostenible. Es decir, las manos muertas del siglo XIX transplantadas al XXI, pero, eso sí, sin el menor riesgo de que asome ningún Mendizábal en el horizonte.

Un demencial festín de Babette con cargo al contribuyente ante el que Zetapé reclama ahora la más estricta omertá al Partido Popular. Es sabido, la del PSOE siempre ha de constituir la única política económica posible, mantra frente al que sólo cabe la adhesión inquebrantable so pena de fulminante excomunión democrática. Incurrirá, pues, en delito de lesa patria quien recuerde que toda esa charlatanería ecológica y renovable es la responsable única de que el coste del kilovatio hora para las familias españolas haya crecido un 23 por ciento desde 2008. Peccata minuta si se tiene en cuenta que esa broma, la de la soportabilidad insoportable, no ha hecho nada más que empezar.

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