Anda de suerte la vicepresidenta. Resulta que su magno plan para encabezar la vanguardia en la lucha por los derechos humanos ha coincidido con la difusión de ese paradójico informe del Consejo de Europa, el de los idiomas vernáculos en la Península. Sin ir más lejos, sucede que al Gobierno de la muy jacobina República de Francia, el mismo que organizaría otro asalto a la Bastilla antes de soltar un solo euro público con destino a la promoción de las lenguas corsa, gascona, occitana o bretona, le sabe a poco el régimen de inmersión universal vigente en Cataluña. De ahí que también haya suscrito el airado pliego de cargos babélicos contra España. Así, el Consejo insta a nuestro país a ampliar alegremente un régimen institucional de usos lingüísticos que ninguno de los Estados que lo integran toleraría dentro de su espacio de soberanía, jamás, ni en broma. Ya se sabe: en casa del herrero, cuchillo de palo.
En consecuencia, dispone la vicepresidenta de un terreno más que abonado con tal de iniciar cuanto antes su cruzada justiciera. Para empezar, podría plantarse en Perpiñán junto a su cuate Carod Rovira, y denunciar al alimón lo que allí sucede. Pues, frente a la radical negativa del catalanófobo Sarkozy, es España, a través del presupuesto de la Generalidad, quien mantiene y paga todos los colegios monolingües en catalán que existen en Francia. Debiera, después, trasladarse al Valle de Aosta. La opinión pública planetaria ha de ser urgentemente informada de que, a diferencia de lo que ocurre en Hospitalet o Cornellà, la pérfida Italia aplica el más intolerable de los bilingüismos en las aulas. Denúncielo Maria Teresa ante el Orbe todo. Sépase, por fin, que Belusconi y sus secuaces no respetan el derecho de los nacionalistas a prohibir que los niños hablen en italiano dentro de los colegios, ni tampoco la sagrada prerrogativa de poder multar a los tenderos que incurran en similar infamia con los rótulos de sus establecimientos.
Arránqueles de una vez la máscara a todos esos hipócritas farsantes, doña Maria Teresa. Venga, compañera, que vamos liderar la vanguardia contra los fariseos.
Adenda:
Apartado 218 del informe del Consejo de Europa:
(...) El Comité de Expertos recuerda que el Gobierno español optó por suscribir el mayor grado de compromiso con respecto a la enseñanza preescolar, primaria y secundaria, es decir, se comprometió a asegurar que se impartiría enseñanza en las lenguas regionales o minoritarias a todos los niveles. El Comité de Expertos entiende que estos compromisos significan que se impartirá enseñanza en catalán en aquellos territorios en que se emplee esta lengua. La carta no prevé la enseñanza obligatoria en catalán para todos los alumnos, sino, únicamente, que todos los alumnos reciban educación en catalán si sus padres así lo desean.