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José García Domínguez

Se acabó la broma

Con lo felices que vivíamos jugando a hacer de Partido Campesino de Polonia en el Parlamento de la Señorita Pepys; con Carod Rovira elogiando nuestro discreto catalanismo moderado, y sin que ni siquiera nos silbaran el domingo en el palco del Barça.

Se acabó la broma. Qué le vamos a hacer, todo tiene su final. Sí, don Josep, nunca más podrá montar numeritos como aquel tan gracioso, el de los meapilas del Círculo Ecuestre cantándole las cuarenta al presidente del Partido Popular. Igual que se le ha acabado el alegre compadreo con el CAC al camarada Vendrell. Sí, sí, Vendrell, kaput, finito. Ya sabe, los diputados de Ciutadans van a proponer disolverlo. Y habrá que votar, Vendrell. Habrá que decir sí o no, Vendrell. Qué drama, ¿verdad? Pues, eso es lo que hay. Y espere, porque también se nos va a terminar lo de prohibir a los diputados que hablen en castellano dentro del hemiciclo del Parlament. Cosas veredes, amigo Vendrell. Que por la cuenta que le va a traer, hasta Super Montse dejará de avergonzarse de su idioma materno en Barcelona. Al tiempo, Vendrell, al tiempo.

En fin, fue bonito mientras duró, pero... Y aún no lo han oído todo. No, no. Sin ir más lejos, Ciutadans presentará un proyecto de ley para darle matarile a la inmersión lingüística de los niños de Cornellà. Pues barruntan que sus pequeñas laringes son igual de delicadas que las de los trillizos de Montilla, que se libran de ese privilegio estudiando en el Colegio Alemán. Sí, sí, don Josep, ese día, todo el mundo a retratarse. No habrá más remedio que levantar el dedito y volver a decir sí o no, don Josep. Y con esos malditos periodistas de Madrit, allí, en la tribuna, tomando notas y haciendo fotos. Qué horror. Con contarle que incluso pretenden demoler las Oficinas de Delación Lingüística. Pero no piense que se acabará ahí el martirio, don Josep, que ya sabe que las desgracias nunca llegan solas.

Porque, óigame bien lo que le digo, ese chaval, Rivera, es tan inmaduro, tan, tan inmaduro, que hasta quiere investigar en el Parlament el asunto del tres por ciento. Que éstos son unos incontrolados, don Josep, y vienen decididos a empapelar a sus amigos, los convergentes. Y venga, otra vez a votar. Y venga, otra vez a fabricar alguna excusa creíble para escondernos el día de autos. Y venga, otra vez esos fulanos de los periódicos de Madrit sacándole fotos y más fotos al escaño vacío. ¡Lo que se nos viene encima! ¡Qué habremos hecho para merecer esto, don Josep!

Con lo felices que vivíamos jugando a hacer de Partido Campesino de Polonia en el Parlamento de la Señorita Pepys; con Carod Rovira elogiando nuestro discreto catalanismo moderado, y sin que ni siquiera nos silbaran el domingo en el palco del Barça. Y de repente... ¡Pero qué habremos hecho, Señor!

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