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José García Domínguez

Sed de ideas

La performance del fin de semana no escapó a la máxima de la casa, tan cara siempre a la derecha toda. Nadie busque, pues, en el alarde hispalense una idea, apenas una, que de eso no gastan.

Por la concordiase titula un muy dolido librito que don Francisco de Asís y Cambó dio en publicar clandestinamente cuando, tras proclamarse dictador con el apoyo entusiasta de la Lliga, Primo de Rivera disolvió la Mancomunidad por aquello de que Roma no paga traidores. Así la historia, que le hayan puesto igual a lo del PP en Sevilla –y no "Prietas las filas", que hubiera sido lo suyo– debe venir de la cosa austriacista de Lassalle y señora. Sea como fuere, el asunto ha dado para muy poco más que la pesquisa arqueológica a cuenta del cartel. Y es que, a imagen y semejanza del Caudillo, tampoco don Mariano es hombre dado a meterse en políticas.

De ahí que la performance del fin de semana no escapara a la máxima de la casa, tan cara siempre a la derecha toda. Nadie busque, pues, en el alarde hispalense una idea, apenas una, que de eso no gastan. Ni falta que les hace, a tenor de cómo rueda Zapatero cuesta abajo en las encuestas. ¿Para qué, además, si vivimos en el mejor de los mundos posibles? Por si alguien aún no tenía el dato, nos lo acaba de confirmar el doctor Pangloss de Génova. Sépase al respecto que en ese nirvana de la eficiencia que responde por modelo autonómico nada procede alterar. "Ni una coma ni una competencia", ha enfatizado, risueño, González Pons. Tomen buena nota los inadvertidos: ni una coma.

Ni una coma al Título VIII de la Constitución. Ni una coma al malhadado artículo 150.2. Ni una coma a la Cláusula Camps. Ni una coma a cuantas trapacerías provinciales moran emboscadas en medio del último aluvión de reformas estatutarias. Sin tan siquiera dejar caer una coma en medio de la enfática nada que constituye su programa de gobierno, de tal guisa puede convertirse Rajoy en el mandatario más deseado desde Fernando VII. Ni una coma a esa esquela de Montesquieu que responde por Ley Orgánica del Poder Judicial. Ni una coma al asedio partitocrático contra el Tribunal Constitucional. Ni una coma a la transferencia de la Educación a los ingenieros de almas pedáneos. Ni una coma al libre albedrío competencial de los ayuntamientos... Ni un punto y aparte al zapaterismo.

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