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José García Domínguez

Si pactan el referéndum, fundemos Tabarnia

Adelante, Aragonès, hagamos el referéndum. Pero al día siguiente nosotros fundamos Tabarnia.

Adelante, Aragonès, hagamos el referéndum. Pero al día siguiente nosotros fundamos Tabarnia.
Manifestación contra el separatismo celebrada en Mataró. | Twitter

Muestra inequívoca del muy profundo agradecimiento que los sediciosos libertos sienten por su benefactor, al presidente de la Generalitat le ha faltado tiempo para exigirle a Sánchez la realización de otro referéndum, que esta vez aportaría la inopinada novedad de ser legal y pactado. Lo del referéndum legal y pactado es una cantinela recurrente y cansina que nuestros separatistas locales siempre tratan de legitimar, en tanto que falsaria tercera vía, apelando al precedente de Quebec. Si en Canadá se pudo hacer, barruntan, ¿por qué aquí no? Pero la verdad es que en Canadá, al igual que en España, no se podía hacer. Se hizo un referéndum en 1995, sí, pero aquello fue tan ilegal y tan contrario al ordenamiento jurídico de la Federación como el simulacro celebrado en Cataluña el 1 de Octubre. Allí igual que aquí, pues, la consulta careció de consecuencias jurídicas, algo por entero imposible, dado el vicio de origen que impregnó la convocatoria.

El referéndum de Quebec, en consecuencia, no es ni ejemplo ni precedente de nada. Pero es que la célebre Ley de Claridad que se aprobó poco después tampoco sirve como coartada para validar esos afanes por saltarse la letra y la música de la Constitución. Así, el tan citado y poco leído dictamen consultivo del Tribunal Supremo de Canadá a propósito de la cuestión reza de modo literal lo que sigue: "La secesión de una Provincia debe ser considerada, en términos legales, a partir de una necesaria reforma de la Constitución". Pequeño detalle, el de la previa e inexcusable reforma de la Constitución en tanto que condición sine qua non para que, igual en Canadá que en España, un eventual referéndum de autodeterminación de una parte del territorio fuera viable desde el punto de vista jurídico. Dejen de una vez el cuento de Canadá. O no lo dejen. Pero si quieren seguir aferrados a esa leyenda urbana, ¿por qué no les explican a los catalanes que su mítica Ley de Claridad prevé que, en el hipotético caso de una secesión, los territorios de Quebec que no hubiesen votado a favor de separarse de Canadá seguirían formando parte de la Federación?

Adelante, Aragonès, hagamos el referéndum. Pero al día siguiente nosotros fundamos Tabarnia.

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