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José Ignacio del Castillo

Ni con trampas gana Gore

Toda consulta electoral necesita un procedimiento formal, legalmente establecido, que la articule. Por ejemplo, sería absurdo que un puñado de votantes que, por alguna causa (estar enfermo, desconocer la celebración de la consulta, tener otros compromisos, etc.), no pudieron votar el pasado 12 de marzo en las elecciones españolas, solicitasen hacerlo ahora alegando que en otro caso estarían siendo privados de su derecho de sufragio y se habría falseado la democracia.

Pues bien, con esa misma excusa -nadie debe ser privado de sus derechos electorales y todas las papeletas deben ser contabilizadas-, el Partido Demócrata está cometiendo toda serie de irregularidades, con el único propósito de ganar las elecciones en aquellos lugares donde el resultado se decide por puñados de votos (fundamentalmente Florida, pero también Iowa, Wisconsin, Oregon y Missouri, en lo que a las elecciones al Senado se refiere).

Las trampas comenzaron el mismo día de las elecciones, cuando en Missouri -donde los demócratas presentaban como candidato a Senador a una persona fallecida-, consiguieron que un juez afín mantuviese abiertos los colegios electorales de la ciudad de San Luis, un feudo demócrata, dos horas más de lo legalmente establecido. ¿Cómo creen que afectaría al resultado electoral en Madrid el que los colegios de La Moraleja, Salamanca o Pozuelo estuviesen abiertos dos horas más que los de Parla y Arganda?

Hacia la misma hora más o menos, la CNN (Clinton News Network) declaraba a Al Gore ganador de los 25 votos electorales de La Florida. Dado que en ese momento restaban todavía horas para cerrar los colegios en Iowa, Wisconsin, Oregon y Nuevo Méjico (cuatro estados donde la diferencia final ha sido de menos de 10.000 votos), los electores indecisos entre Nader y Gore, o entre votar y no votar, vieron influenciada su elección con una mentira.

Si estos episodios fueron graves, lo de los recuentos en La Florida está rebasando todos los límites. Primero empezaron cuestionando los votos válidos en favor de un candidato, apoyándose en consideraciones demoscópicas. También solicitaron la repetición de las elecciones argumentando que las papeletas eran engañosas. Si se tiene en cuenta que los supuestos engañados representaban menos del 0,5 % de los votantes (el nivel de analfabetismo puede rondar esa cifra), que la papeleta había sido aprobada por un demócrata y que se había utilizado y se utiliza en otros lugares, parece claro que lo que se intentaba era manipular el proceso electoral legalmente establecido para que arrojase los resultados deseados. Así lo entendieron los tribunales que no aceptaron esos requerimientos.

Pero, los demócratas no pararon ahí y consiguieron que, el Tribunal Supremo de La Florida, en una de las sentencias más impresentables que se recuerdan, colaborase en sus trampas. En efecto, el Tribunal se arrogó potestades legislativas y rescribió la ley. Donde ésta decía que el plazo que tenían los condados para enviar sus resultados era de 7 días (10 en el caso del voto por correo) y que la Secretaria de Estado podría ampliar ese plazo, a su discreción, si había circunstancias que lo aconsejaban, el Tribunal legisló que el nuevo plazo era 19 días y que no era discreción de la Secretaria de Estado, sino suya decidir que los nuevos recuentos manuales debían ser aceptados. Es decir el Tribunal también se arrogó potestades ejecutivas que corresponden a la Secretaria de Estado.

Ni con esas trampas, ni con otras como contabilizar en el recuento manual votos nulos de acuerdo con el recuento automático, ha ganado Gore. Sin embargo, visto que nadie para sus abusos, parece que está dispuesto a seguir. Dios nos guarde si consigue ganar al final.

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