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José Manuel Puertas

Jaycee Carroll y un eterno idilio con el tiro de tres que sigue aprovechando el Real Madrid

El escolta de Wyoming volvió a dar el triunfo al Real Madrid ante el Maccabi de Tel Aviv en la Euroliga. Una situación que no es desde luego nueva.

El escolta de Wyoming volvió a dar el triunfo al Real Madrid ante el Maccabi de Tel Aviv en la Euroliga. Una situación que no es desde luego nueva.
Carroll celebra el triple decisivo ante el Maccabi | Cordon Press

La de Jaycee Carroll es una de esas historias en las que más de un experto debería permanecer callado. Hasta al mismísimo Michael Jordan le rechazó en su día Clifton 'Pop' Herring, entrenador entonces del Laney Hogh School de Carolina de Norte. Con Carroll, en su modo, ocurrió algo parecido. Pasar dos años como misionero mormón en Chile antes de su etapa universitaria en Utah State le puso bajo sospecha para el baloncesto de elite. Tras cumplir su ciclo de cuatro años en la NCAA saltó al profesionalismo ya con 25 años, una edad totalmente inhabitual.

El primero que le dio una oportunidad fue el Téramo italiano. Tras ello, Himar Ojeda, uno de los mayores detectores de talento del baloncesto español, puso sus ojos en él. Era 2009 y el hoy Director Deportivo del Alba Berlín se lo llevó dos años al Gran Canaria, donde Carroll ya demostró su voracidad anotadora. Se convirtió en el mejor artillero de la Liga Endesa durante dos cursos, promediando 19'09 puntos en la 09/10 y 19'65 en la 10/11. Pero sobre él, que no llegaba al 1'90 y que sufría en defensa, seguían coleccionándose dudas sobre su idoneidad para el primerísimo nivel. Mientras, Carroll seguía metiendo triples, inalterable pese que justo en su periplo amarillo la línea de 3 se retrasó medio metro, desde el 6'25 al 6'75 que hoy sigue vigente.

Ahí fue cuando apostó por él el Real Madrid para acabar cambiando la historia. Probablemente ni Alberto Herrero y Juan Carlos Sánchez eran tan optimistas entonces. El caso es que el Barça dominaba con puño de hierro el baloncesto español y acababa de ganar, en 2010, su última Euroliga, mientras los blancos zozobraban añorando su último título continental, allá por 1995. La apuesta por Pablo Laso no convenció a casi nadie. El fichaje de Carroll, a no muchos más. "Demasiado pequeño". "No defiende". "Habrá que verlo en la Euroliga". De todo se dijo del de Wyoming, que no tardaría en meterse a su nueva parroquia en el bolsillo, con aquella inolvidable segunda parte en la final de Copa del Rey en el Palau Sant Jordi en 2012, cuando entre él y Sergio Llull desarbolaron al intocable Barça en su propia casa y empezaron hacer virar el viento de la canasta nacional.

Lo ocurrido desde entonces, y triple tras triple, convierte ya a Jaycee Carroll en uno de los mejores extranjeros de la historia del Real Madrid. Una realidad palmaria por disparatado que para los más clásicos pueda sonar. Carroll siempre está. Un triple, otro, otro, otro más. Y casi siempre, en los momentos importantes. Si memorable fue su final de la Euroliga en 2015 para dar el título, veinte años después, al Madrid, no menos lo fue su canasta ante el Barcelona para culminar una remontada imposible en la última final de la Liga Endesa. Y entre todo eso, un sinfín de tiros dificilísimos de defender, con esa habilidad para cuadrarse hacia el aro y suspenderse a toda velocidad que mostró para sentenciar al Maccabi de Tel Aviv este jueves en la Euroliga. A ello se une esa capacidad para ser letal cuando gana espacio hacia el centro de la zona, aprovechando que su defensor quiere evitar a toda costa el triple, y se clava a cuatro metros del aro para anotar por elevación. Un lanzamiento que ya es parte de la memoria de la canasta blanca. Etiqueta Carroll, indiscutible leyenda merengue.

De este Madrid de Pablo Laso se marcharon Luka Doncic, Sergio Rodríguez, Nikola Mirotic o Gustavo Ayón. Hasta faltó durante casi un año Sergio Llull, con la fortuna para los blancos de que aquello coincidiera con el gran curso de Doncic como merengue, de camino a la Euroliga de 2018 en Belgrado. Pero, con el paso del tiempo, la realidad es que Jaycee Carroll, el día que no esté, puede ser perfectamente el jugador más difícil de reemplazar en el futuro Real Madrid de baloncesto. Tan específico, tan tirador. Tan imparable, tan decisivo. Tan irreemplazable. Y es que, efectivamente, da la sensación de que la vida seguirá pasando para todos, imparable ella. Pero que en algún lugar, siempre, Jaycee Carroll estará metiendo triples. Cuanto menos, en el imaginario colectivo.

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