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Juan Carlos Girauta

A la sombra del PP

¡Ah, qué despavorida carrera la de los socialistas, los neocomunistas y los nacionalistas para compartir los efluvios del apestado! A ver, chatos, ¿quién quería aquí la derrota de ETA, que es lo que pide hoy el unánime coro?

Vamos a terminar la legislatura con todos los partidos exclamando, reclamando y proclamando lo mismo que al PP le reprochaban. Tanto insistir en que Rajoy estaba solo, y ahora resulta que el único lugar en el que se puede estar sin bochorno es agarrado al faldón de la chaqueta registral del gallego.

Para suscribir el lema de la manifestación de Madrid, el PP no ha necesitado desplazarse un milímetro de sus posiciones. Las mantiene sin matices ni fisuras desde hace diez años, cuando el asesinato de Miguel Ángel Blanco apagó los últimos rescoldos de ingenuidad, pernicioso lastre cuando se trata de luchar contra el terrorismo. Después de aquel crimen, cada cual ha sabido lo que hay. Empezando por quienes han alimentado el espejismo de que cabían el diálogo y la negociación con los terroristas.

Z esperaba un gesto de ETA antes de las elecciones. Ya lo tiene. ¿Y ahora qué? Ahora a sumarse a la única voz posible, a la única opción digna, a la única postura respetable: la ley. La ley a la que ha apelado el PP durante la larga travesía de la legislatura de la vergüenza. Una fortaleza argumental inexpugnable: la ley, siempre la ley y sólo la ley. Por eso el PP, a pesar de su preocupación por la renuncia del gobierno y de sus aliados a los principios, goza de la tranquilidad de estar donde debe. Y por eso corren todos a gritar su lema.

¡Ah, qué despavorida carrera la de los socialistas, los neocomunistas y los nacionalistas para compartir los efluvios del apestado! A ver, chatos, ¿quién quería aquí la derrota de ETA, que es lo que pide hoy el unánime coro? No serían, ciertamente, los que desde TV3 financiaron un acto de las juventudes de ERC en el que participaba el grupo Sociedad Alkoholika con su hit Explota Zerdo. No los que llamaron a Alcaraz sinvergüenza e indecente (el secretario general de los socialistas vizcaínos) o repugnante impostor (el secretario ¡de Libertades Públicas! del PSOE)... por exigir la derrota de ETA.

No el secretario general del PSE, que instó a aceptar algún día razones en ETA. No los partidos que en el Parlamento Vasco solicitaron a Ibarretxe que pusiera las bases para una paz "sin vencedores ni vencidos" (PNV, Ezker Batua y Aralar aprobaron tal porquería como enmienda a una moción del PP que pedía al ejecutivo vasco que trabajase por "la derrota incondicional de ETA").

¿Han abierto los ojos el PSOE, ERC, PNV, IU-ICV, BNG, EA, Na-Bai? No sé, ahí están, a la sombra de los populares en flor.

En España

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