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Juan Carlos Girauta

Azar o Aznar

algún día tendremos una idea aproximada de cómo ocurrió todo. Y entonces se cotejará con las conclusiones de la comisión y sabremos en qué había que creer: Azar o Aznar.

Ante la Comisión del 11-M, Rodríguez se ahorró la molestia de responder por sí a las casualidades del terror. Tras haber proclamado que todo estaba muy claro, va y nos lee de cabo a rabo un informe soporífero. Sin valoraciones. Naturalmente, el primer agotado fue él. Ha tenido que cancelar un viaje oficial para poder superar el tedio autoinfligido. El hombre que no perdona un fin de semana ya lleva varios feos internacionales; es una fiera para el descanso. En Hungría dejó plantado a Blair en una tenida progresista; a Moscú llegó tarde y Putin lo tuvo que despertar con un jarro de agua fría.
 
Menos mal que las obras de don Telesforo no están publicadas, si no el compareciente habría rematado la faena del Congreso leyendo hasta lo de "Este libro terminó de imprimirse en la sede de Gobelas el día tal". Háganlo, caramba; un partido alumbrado en las artes gráficas no puede dejar de publicar esa pieza tremenda de lógica y azar que perfecciona a Wittgenstein. Y léanla entera cada vez que alguien se permita recordar la coincidencia de las caravanas de la muerte, las celebraciones mixtas en las prisiones, la foto de Mieres, el tiro de El Chino en Bilbao o el robo del coche junto al garaje de Trashorras.
 
Por otra parte, a ver si se entera la derecha de que, a efectos ciudadanos, la continuación lógica del tostón zapateril eran los dos debates de 59 segundos en La Primera. Viendo el de los periodistas, y oyendo en particular la supuesta opinión liberal-conservadora, me dije: así nos luce el pelo. Luego les tocó el turno a los políticos: Olabarría, Puig, Perales, Labordeta y Jané contra la diputada popular Ana Torme, correcta pero ahogada por el coro masculino, que entonaba incansable el ensayado canon Aznar mintió. Un gran hit (golpe).
 
Mentira fue la palabra más usada, en consonancia con el hallazgo de Rodríguez: todo lo que dijo el gobierno a partir del once de marzo por la tarde fue un "engaño masivo". El indescriptible Puig llegó más lejos: el gobierno sabía que no era ETA ¡desde primeras horas de la mañana!
 
Bien, van a cerrar la comisión. Pues adelante, que redacten sus conclusiones y que se disuelvan. PeroEl Mundo, sin ir más lejos, seguirá investigando. ¿Cómo podrían impedirlo? Y la justicia seguirá su curso. Y aunque hoy, nueve meses después de la masacre, el balance sea una aglomeración de resultados durante las primeras semanas seguida de un largo apagón informativo, algún día tendremos una idea aproximada de cómo ocurrió todo. Y entonces se cotejará con las conclusiones de la comisión y sabremos en qué había que creer: Azar o Aznar.

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