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Juan Carlos Girauta

Boicots, cavernas e incongruencias

Todos los implicados conocen la jugada entera, que consiste –a ver si nos vamos enterando- en dejar a la derecha, primero, sin voz y, luego, sin opciones

Las juventudes de ERC se dirigen a los deportistas catalanes para exigirles que no se incorporen a las selecciones españolas. Organizaciones subvencionadas por la Generalitat mantienen su boicot contra productos no etiquetados en catalán. El PSC insisten en que el PP es un partido de extrema derecha y lo hermana con el diario El Alcázar. El conseller Huguet llama “sucesor de Blas Piñar” a Acebes por unas declaraciones que Saura califica de “repugnantes” y el portavoz republicano de “obscenas”. Zaragoza denuncia una “campaña asquerosa” contra Montilla, quien, a su vez, ve al PP en “el camino de la infamia, la calumnia, el odio y la insidia” y exige que Rajoy pida perdón a Cataluña. El gobierno catalán estimula la delación anónima de los comercios que usan el castellano. Un juez lanza calumnias y amenazas contra Jiménez Losantos, a quien la clase política catalana señala como culpable de todos los males, y no lo condenan. Como no condenaron las amenazas de muerte contra intelectuales díscolos desde un diario participado por la Generalitat. En conclusión: el PP crispa el ambiente.
 
Falla la aplicación del mito platónico de la caverna en la hipocresía y en la desvergüenza de nuestros supuestos encadenados. Ni esto tiene que ver con la epistemología, ni Rodríguez, Blanco y Rubalcaba ven sólo sombras, ni Maragall y Carod los engañan con un Cine-Exín. Todos los implicados conocen la jugada entera, que consiste –a ver si nos vamos enterando- en dejar a la derecha, primero, sin voz y, luego, sin opciones.
 
Es decir, cerrar la Cope en Cataluña y echar en Madrid a los directores de sus programas estrella para poder culminar sin obstáculos su única estrategia política, la que les llevó al poder: pegarles una estrella amarilla a los populares, atizar el odio y la ira contra ellos, deslegitimar su partido para los restos, diezmarlo e imponer un régimen de ingeniería social y autoritarismo donde sólo gobiernen los socialistas apoyados por la periferia disgregadora, que recibirá a cambio atributos de soberanía. Habrá que mantener, eso sí, el cascarón vacío -la forma unitaria de la monarquía- para que el mercado español no siga el camino del fraccionamiento que en todo lo demás impulsan.
 
El primer paso será la aprobación de laPropuesta de Reforma de las Leyes Audiovisuales de Cataluña. La nueva ley permitirá sancionar a los medios de comunicación incómodos poniendo en manos del CAC la medida de la veracidad. Ya están en el punto de mira las emisoras de Cope bajo su jurisdicción. Estamos seguros de que el Partido Popular de Cataluña votará en contra de esa ley. ¿Cómo? ¿Qué no? ¿Qué votará a favor? Pues entonces que empiece el PP por arreglar su casa y luego seguimos hablando.

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