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Juan Carlos Girauta

Bosé abusó

Las actuales reflexiones de Bosé hay que valorarlas considerando su reputación intelectual, su bagaje, su consagración al mundo de las ideas, su alejamiento insobornable de la frivolidad y sus extraordinarias relaciones personales.

El analista político Bosé destapa los planes de la derecha para dinamitar la democracia española desde dentro, acusa de lepenismo a los sectores aznaristas que –siempre según el especialista– hicieron real el fantasma de las dos Españas y llama a una escisión del PP, a ser posible liderada por Gallardón, "un tipo que sabe escuchar, un tipo con el cual se puede dialogar". Hasta ahí el profesor y estratega Bosé. Pero Bosé abusó.

Bosé abusó de las ventajas de acceder de forma privilegiada al programa estrella de TVE antes de la democracia, en prime time. Aún no había demostrado nada aquel afortunado debutante y ya se ponían a su servicio los mayores recursos promocionales del Estado: su canal público, el único canal, con audiencia cautiva y vertiginosa. Desde que dejó de golpe de ser un desconocido, le hemos oído explicar una y otra vez que, de niño, trataba con Picasso. Ah.

Bosé abusó de ese tonto salvoconducto (¿con cuánta gente trató Picasso?) para presentarse como un artista comprometido, un progresista en toda regla, un hombre concienciado. Siguió gozando de franco acceso a los medios de comunicación mientras sus discos arrojaban resultados desiguales. Quien buscara al progresista en el cantante, quien tratara de hallarle alguna letra comprometida, daba con sinceras introspecciones del tipo "Libertad mi sola amiga, / cuando era un inocente / y creía que la gente / era toda amiga mía", con un diablo que no tenía moral y era difícil de saciar (sin duda el diablo capitalista) y con consignas revolucionarias encriptadas ("Linda, beso de aire puro, / Linda, quiero estar seguro"), referidas según la hermenéutica revolucionaria al deseo de seguridad de la clase obrera en sus puestos de trabajo.

Bosé abusó de la tontería y de los complejos de esa derecha a cuya escisión ahora llama haciéndose durante el aznarismo con el fallido programa El séptimo de caballería en la televisión pública (ça va de soie) después de haber prestado su cara a los spots tipo dóberman con que los socialistas habían amenizado el ambiente de campaña. El dóberman era un caniche.

Las actuales reflexiones de Bosé hay que valorarlas considerando su reputación intelectual, su bagaje, su consagración al mundo de las ideas, su alejamiento insobornable de la frivolidad y sus extraordinarias relaciones personales: de hecho, conoció a Picasso de pequeño, no sé si lo sabían. Conscientes de que la derecha quiere dinamitar la democracia, ya vemos con otros ojos las lógicas reacciones del día: destacados líderes izquierdistas insinúan la próxima coalición PSE-Batasuna, el PSC continúa con la oposición PP-Cataluña y Llamazares hace público que el proyecto de Zapatero viene del 11-M. La izquierda está tratando de salvar la democracia de la dinamita conservadora.

Hay otros conceptos de compromiso en la música. Repárese enesta cancióndeRey el Vikingoque me envía, oportuno, Mario Noya.

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