Menú
Juan Carlos Girauta

De incumplidores e incoherentes

Es una verdadera lástima que el PP haya optado al final por la incoherencia: no tendrá barcos ni honra.

El artículo 210 del Estatut prevé un órgano bilateral Estado-Generalidad para todo lo relativo a la financiación autonómica. Resumiendo, la Comisión Mixta de Asuntos Económicos y Fiscales Estado-Generalidad concreta, aplica y actualiza el sistema de financiación y canaliza todas las relaciones fiscales y financieras de la Generalidad y el Estado.

Hay dos cuestiones diferentes sobre las que todos deberían pronunciarse: a) el grado de afinidad con el espíritu de esa norma; b) la postura a adoptar ante leyes vigentes. En las múltiples discusiones sobre financiación autonómica se entrelazan ambas cuestiones, lo que es erróneo, o se elude una de ellas, lo que es parcial. Empezaremos por la segunda, más sencilla porque admite la invocación de un axioma: las leyes hay que cumplirlas, nos gusten o no.

Zapatero no debería impulsar normas que no piensa cumplir, pero prefiere obtener réditos políticos agradando a sectores que amplían su base electoral. Del mismo modo, Zapatero podría instar derogaciones de normas que no cree adecuadas, pero prefiere incumplirlas sin más y eludir el coste político de un cambio explícito.

En cuanto al grado de afinidad con el espíritu de la norma, subrayo que el mío es nulo con respecto al citado artículo y a muchos otros del Estatut, pero voy al axioma: hay que cumplirlo en tanto no lo anule el Constitucional. El grado de afinidad del PP se aproximaba a cero: recogió millones de firmas precisamente por no admitir el fundamento de la bilateralidad que impregna toda la pieza, la llevó al TC, etc. Sin embargo, ha acabado extendiendo a sus autonomías la filosofía que rechazaba, y hoy bendice un lobby Cataluña-Valencia que eleva parejos memoriales de agravios ante Madrit.

A Zapatero, comadrona del Estatut, ¿cómo no suponerle una total afinidad? Pues no. La verdad es la opuesta, y se dispone a ignorar las previsiones de la norma. Ergo impulsó una ley que no pensaba cumplir. ¿Por qué? Para cosechar votos catalanes de todas las latitudes políticas mientras obligaba al PP a tomar decisiones que supusieron su definitiva satanización mediática y política en Cataluña. Es una verdadera lástima que el PP haya optado al final por la incoherencia: no tendrá barcos ni honra.

¿Y Cataluña? ¿Cómo queda? Tal como la vio Josep Pla hace setenta y seis años: “Una serie de largos errores, de equivocaciones políticas profundas, de diletantismos gratuitos, han dado a la política catalana una ineficacia completa. En Madrid, la política catalana ha tenido, comparado con otros momentos, un trato de favor que habría podido aprovecharse fácilmente (…) La única oposición se la ha hecho Esquerra a sí misma con su incompetencia. Pero inevitablemente Cataluña pagará las consecuencias un día u otro”. (La Veu de Catalunya, 28 de febrero de 1932)

En España

    0
    comentarios