Si el Defensor del Pueblo envía el estatuto catalán al Tribunal Constitucional, habrá que creer que ve razones para hacerlo. Su exposición ante la cámara no deja lugar a la duda: las ve, y muchas. Puede que luego los magistrados no compartan sus criterios y den por buena la pieza. Pero Múgica ve motivos de recurso. ¿Sí? Pues no.
Según Montilla, lo que mueve a su compañero de partido es el asesinato de su hermano a manos de la ETA. El candidato del PSC a la presidencia de la Generalidad y ex ministro de industria apunta a la incapacidad del ex ministro de justicia para desempeñar algunas de las competencias que acarrea su actual cargo, empezando por cualesquiera que atañan a las autonomías. Ese sería el efecto de que la ETA te mate a un hermano.
Sufriría Múgica un sesgo inevitable. La teoría de Montilla descalifica también, en pura lógica, al resto de las víctimas y de sus familiares para cualquier actuación pública o privada que roce cuestiones como el nacionalismo, la descentralización administrativa, la estructura de la justicia, la composición de los órganos del Estado o la representación internacional de España. Es decir, las víctimas mortales de la ETA extenderían su muerte, en forma civil, a sus deudos, inhabilitados de por vida para formarse juicios objetivos sobre casi todos los asuntos de gobierno.
El exigente concepto de legitimación de Montilla puede ser recto o torcido. Si es recto, con más motivo había que denunciar el sesgo de un ministro de Industria al ocuparse de asuntos que conciernen a quien le ha condonado una deuda multimillonaria. O la imposibilidad de sustraerse al resentimiento social e intelectual de un eventual presidente autonómico que carece de estudios y que ignora los mínimos del idioma catalán (en esto es bastante bilingüe).
Pero si su concepto es torcido, entonces comete un segundo atentado. Primero llega el terrorismo y siembra de muerte los círculos donde se mueve su enemigo. Luego llegan los infames a negar validez a los actos políticos de los deudos, presentándolos como contaminados de por vida. Resumo: si es recto, que Montilla retire su candidatura y entone un mea culpa por su actuación en la OPA sobre Endesa; si es torcido, su cultura es mayor que su moral.