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Juan Carlos Girauta

¿Legitimiqué?

Rodríguez ha aceptado la existencia de un sujeto soberano nuevo, el pueblo vasco, y ha prometido respetar las decisiones de ese sujeto en el mismo acto en que anunciaba una negociación política con la ETA... ¡a la que negaba efectos políticos!

A Rodríguez le va a pasar como a Gregorio Samsa, el personaje de Kafka, y en cuanto despierte constatará las incómodas consecuencias de su metamorfosis. No se trata del gobernante que pierde su sexto sentido, o yerra la estrategia y se le escapan los más decentes de entre los suyos, o incumple grandes promesas a base de cumplir las más pequeñas. Algo de todo eso hay, pero no es lo sustancial.

La verdadera metamorfosis, la transmutación esencial del representante público es la que le acaece cuando pierde la legitimidad. Ahora la hay… y ¡zas! Ahora ya no. Obviaremos de momento la legitimidad de origen, a la espera de que se confirmen o descarten ciertas fundadas sospechas de connivencias y sincronizaciones meticulosas entre un plan de terror y otro de agitación y manipulación emocional. Eso si que es va a ser una verificación y no las del gobierno sobre el abandono de la violencia de sus interlocutores. Hay que esperar, eso sí, a que el juez se deje de copiar-pegar y se ponga a instruir.

Nos centraremos en la legitimidad de ejercicio. Ser jefe de gobierno no da derecho a hacer cualquier ilegalidad. Tampoco da derecho a hacer cosas legales y razonables de cualquier manera. No perderé mucho tiempo escandalizándome por las mentiras de Rodríguez. No he nacido ayer. Más vale ocuparse de lo que está efectivamente haciendo con nuestro sistema, con el imperio de la ley, con la división de poderes, con la integridad de la nación, con el indivisible atributo de soberanía del pueblo español.

Todos hemos entendido lo que el presidente perpetró de forma vergonzante en un salón muy mono cercano al hemiciclo (¿por qué no en Lhardy, al modo republicano?). La satisfacción de Batasuna es inequívoca. Rodríguez ha aceptado la existencia de un sujeto soberano nuevo, el pueblo vasco, y ha prometido respetar las decisiones de ese sujeto en el mismo acto en que anunciaba una negociación política con la ETA... ¡a la que negaba efectos políticos! Todo ello dentro del plazo impuesto por los terroristas. El problema ya es de legitimidad de ejercicio. Cuando el presidente del gobierno se sale de la ley, se sale del respeto. Lárguese, Rodríguez.

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