Menú
Juan Carlos Girauta

Lo que Cataluña le depara a Z

Socialistas son los alcaldes del cinturón rojo, socialista es el alcalde de Barcelona, socialista el presidente de la Generalidad y socialista el presidente del Gobierno. Si el poder todo no fuera monocolor, algo inventarían los goebbelsianos

"Si gana Zapatero, gana Cataluña", rezaba el eslogan del PSC en las últimas generales. Hoy no osarían entonarlo. Salvo el ala hooligan del sector jubilarnosc del socialismo catalán, aquí no queda nadie que crea en Z. Otra cosa es que haya en sus filas gentes cuya tranquilidad financiera depende de Z, y han de hacer como que creen en él. Y ahí se acaba el crédito, cierto o simulado, del hombre sin atributos, traje vacío, cascote parlante del 11-M, amortizado icono posmoderno de ceja circunfleja, esdrújula goteante, sonrisa hueca y pensamiento débil. Por Z se entiende en Cataluña un rosario de promesas incumplidas.

Ni de lejos va a obtener de la izquierda sociológica catalana el apoyo que obtuvo en 2004, pues no se abren los suelos bajo nuestros pies, ni se agrietan los edificios, ni se colapsan los transportes y la red eléctrica sin consecuencias. Sobre todo cuando son los habitantes de su tradicional bolsa de votos quienes más han sufrido las improvisaciones y la ineficacia de los socialistas. Socialistas son los alcaldes del cinturón rojo, socialista es el alcalde de Barcelona, socialista el presidente de la Generalidad y socialista el presidente del Gobierno. Si el poder todo no fuera monocolor, algo inventarían los goebbelsianos de calle Nicaragua para hacer recaer las culpas sobre otro. Pero es que no les falla una sola administración. Ni siquiera pueden escupir sobre la Diputación, que, como escupidera, al menos serviría para algo. No hay modo pues de escapar al descrédito.

Vaticinio: cuando el PP gane en marzo de 2008 por mayoría simple, los nacionalistas querrán investir a Z presidente. Y Z, que jamás ha cumplido una promesa, tampoco respetará la de no gobernar siendo segundo. Y aquí empezará lo divertido. Los de CiU, entregados a un delirio "soberanista" que es separatismo con corbata, son ya incompatibles con el PP. Necesitados de la debilidad de Z, le pondrán un precio a su apoyo: la Generalidad. Y Z dirá que vale. Y llamará a Montilla:

– Pepe, ahora es momento de retirarse. Nos jugamos España.

Y Z se encontrará el fruto de lo que ha sembrado:

– ¿España? Concepto discutido y discutible. Yo soy el presidente de Cataluña, que sí es una nación.

En el PSC recordarán que son un partido independiente del PSOE, preferirán mantener el poder autonómico y dejarán que quien ha perdido las generales pague su precio y abandone el liderazgo socialista. Su partido hermano pasará a la oposición, gobernará el PP... y Cataluña será, como en los buenos tiempos, "el último baluarte de la República", digo de la Monarquía.

En España

    0
    comentarios