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Juan Carlos Girauta

¿Lo ven?

El mensaje central es que para poder hablar de Cataluña hay que pertenecer a aquella casta, percibida cada vez más como un partido único. La ministra de la Vivienda de España es, cómo no, parte de ella.

Confirmado. Chacón es la candidata nacionalista. Como tal, se planta ante su compañero José Bono en defensa de su adversario Artur Mas. El nacionalismo catalán es transversal y prioritario, y ha generado una casta que ya lo ocupa todo, a excepción del PP y Ciutadans. No sé si doña Carme ha calculado el coste de su arremetida. Probablemente sí, y asume que su futuro político depende de la pervivencia de Z como líder socialista. En un PSOE de Bono, que es el que posiblemente sobrevendrá si el PP gana las elecciones, el nombre de Carme Chacón será un recuerdo. Se abraza pues a Z con más ahínco que nadie, le recuerda a Bono el Congreso perdido, le mete el dedo en el ojo, lo tilda de minoritario y de desconocedor de Cataluña.

El mensaje central es que para poder hablar de Cataluña hay que pertenecer a aquella casta, percibida cada vez más como un partido único. La ministra de la Vivienda de España es, cómo no, parte de ella. No en vano conoce los códigos compartidos. No la creo al tanto de las razones de la perversión que sigue, pero conoce y acepta sus implicaciones: si eres candidato por Barcelona y vienes contaminado de Madrid, lo urgente es hacer todo tipo de guiños a los medios locales para que no te trituren, y al adversario para que no te arroje al infierno del españolismo, de donde ningún esfuerzo dialéctico, pedagógico o aclaratorio te sacará jamás.

El misterio es, entonces, por qué los muchos votantes socialistas del cinturón industrial, que de nacionalistas tienen menos que poco, siguen votando al PSC. Y la respuesta es varia, fragmentaria, incompleta. Pero ahí va un intento. Primero: está por ver que siga siendo así; el cinturón industrial se ha desentendido ampliamente de la política catalana mientras el obsceno revoltijo nacionalista se fraguaba y Matrix se implantaba; lo ha hecho absteniéndose en las autonómicas desde hace tiempo; en generales, no votan a la Chacón de turno: votan al Zapatero de turno. Segundo: lo anterior vale para un volumen demográfico decreciente, pues la corona metropolitana de Barcelona ha empezado a votar al PP a niveles respetables, como lo demuestra su crecimiento en las últimas municipales, con muy respetables resultados en Hospitalet o Badalona; en Barcelona ciudad recoge un buen apoyo porcentual.

En conclusión, y si las anteriores premisas son válidas: esta vez puede fallar el modelo habitual, que es el secuestro del no nacionalismo. Puede fallar por abstención y por fuga al PP. Pero ni el PSC ni Carme Chacón tienen otro modelo, pues los principales rehenes son ellos. Rehenes voluntarios, claro está. Ya se encargará Bono de limpiar, espero.

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