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Juan Carlos Girauta

¿Quiénes somos, adónde vamos, de dónde venimos?

Dice Rajoy que va a romper moldes. Bien, ¿pero cuáles? También que su programa defenderá principios y valores. Que sí, que sí, pero de nuevo, ¿cuáles? Que su partido dispone de una "base sólida de doctrina". Ejem, perdone, ¿pero cuál?

Rajoy se ha puesto manos a la obra para evitar que el atolondramiento estival de la clase política afecte a los suyos un día más de lo necesario. Los periódicos hablarán de "otoño caliente" porque adoran los tópicos y el sinsentido, y porque su repertorio es el que es. Ejemplo: en cuestión de horas, alguien sacará lo de la "serpiente de verano", cuando aquí la única serpiente de verdad es la etarra que nadie quiere ver, empezando por María Teresa Fernández Etcétera, que sólo acepta las discrepancias "en privado". Qué miedo.

Acaso la docilidad del periodismo patrio no proceda en exclusiva de la pusilanimidad; acaso tenga relación con la fláccida formación de los amigos del topicazo, que cuando se ponen profundos recurren a la aldea global y al hombre que muerde al perro, ejemplo por lo demás falso, como se ha demostrado recientemente al desafiar por fin un hombre esa columna vertebral de la formación periodística hincándole el diente a un can para dejar claro que no hay noticia.

El tópico periodístico español de la década no es menos falso: el PP tiene que centrarse. Y va el PP y se lo cree. Pero diga lo que diga don Mariano, y sea cual sea la patita programática que enseñe el hombre por él designado para representar la renovación, encarnar el enfoque liberal y significar la orientación al futuro, le van a decir que se tiene que centrar.

El caso Juan Costa invita a reflexiones melancólicas. De repente comprendemos que escapar de las naves en apuros –o de los grupos parlamentarios llamados al poder y arrojados inopinadamente a la oposición– huyendo al sector privado con la experiencia de gobierno convenientemente capitalizada, constituye un activo principal, una ventaja competitiva y un motivo de admiración.

Dice Rajoy que va a romper moldes. Bien, ¿pero cuáles? También que su programa defenderá principios y valores. Que sí, que sí, pero de nuevo, ¿cuáles? Que su partido dispone de una "base sólida de doctrina". Ejem, perdone, ¿pero cuál? Que se abre una etapa de optimismo. ¿Por qué?

El optimismo conviene para ganar, pero si no aparece acompañado de realismo y de planes a la altura de las amenazas, es locura. Insiste Rajoy en que el PP es un partido liberal. Ojalá. El PP es el partido al que votamos los liberales, pero también los conservadores, los muy conservadores y hasta la extrema derecha civilizada. Esta confusa mezcla no es una receta; es una descripción realista... y el único modo de evitar que el PSOE gobierne eternamente.

Hagámoslos a todos liberales. Formidable. Sin embargo, la opción Costa se decantó al escuchar Rajoy hablar al segundo de Rato... de los efectos del cambio climático. ¿Qué diría de esto el liberal Revel? Diría que la primera de las fuerzas que mueven el mundo es la mentira.

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