Menú
Por fin ha tenido una idea Boyer en el think tank de la derecha: la idea de marcharse. Puente de plata. Con Aznar tendrá al fin sustancia la FAES, con la ventaja de que a él se siguen encomendando muchos millones de españoles. Extraña derecha la nuestra que gusta de ser humillada y protege hasta el último día los intereses de quien la ha desalojado del poder con un golpe mediático.
 
Lo que ha marcado la política de medios públicos no es, como dicen, la sofocante presión. Lo distintivo ha sido la continuidad ideológica, una visión del mundo propia de la izquierda antiamericana, antisemita y anticapitalista. La desvirtuación de las posiciones políticas del gobierno ha sido la tónica informativa de la radio y la televisión públicas. En cuanto al entretenimiento, la degradación se resume en un nombre: José Luís Moreno. Sus horripilantes noches de fiesta han contribuido como nadie a llevar a los hogares españoles la zafiedad y la estupidez.
 
Mostrar animadversión hacia Aznar ha sido garantía de forrarse. Con la excusa de unos premios que mancillan anualmente el nombre del de Fuendetodos, cierta actriz organizó un sonoro agravio a las víctimas del terrorismo, televisado en la Primera y disfrazado de defensa de la libertad de expresión; inmediatamente recibió una cantidad de dinero indecente de la ministra del ramo. No dejó de lanzar consignas ni para agarrar el cheque. Otros ordeñan Operación Triunfo en TVE mientras en la competencia alientan un odio salvaje contra el PP. La derecha se va como llegó, sin entender absolutamente nada de una parte de la realidad que, para su desgracia, resulta ser decisiva. Para la España de la LOGSE, las palabras de Sardá, el Gran Wyoming o la Bardem gozan de mayor credibilidad que los hechos.
 
En 1983, Boyer expolió Rumasa desatando una catarata de inmundicia que acabó contaminando todos los ámbitos. Y aunque su gestión y la de sus sucesores llevó el desempleo a cotas tercermundistas, los socialistas ganaron cuatro elecciones generales consecutivas. Dirán que al PP le ha perdido la Guerra de Irak, como si los socialistas no hubieran tenido la suya, con muchísimos más muertos y con soldados de reemplazo. No nos engañemos, lo decisivo, para bien o para mal, es el favor o la aversión de los medios, que forman opinión sobre la nada, una vez desactivada la educación en la más diabólica y magistral treta de la izquierda. ¿Qué panorama nos ha dejado el sistema que la derecha no ha sabido o podido modificar? Echen un vistazo a los mensajes sms que aparecen en televisión, a su ortografía, a su tenor.
 
Asimismo, fueron los medios los que tuvieron que emplearse a fondo para acabar con el felipismo. La COPE y El Mundo contaron mucho más que el programa político del PP. Bien, ¿y ahora qué? ¿Confía la derecha en que les vuelvan a hacer el trabajo? Hasta el fin del mundo pueden esperar sentados al ídem en los bancos de la oposición, sospecho.

En España

    0
    comentarios