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Juan Manuel Rodríguez

A J.R. le hierve la sangre

No puede decirse precisamente que Juan Román Riquelme esté loco por la música que le toca el Fútbol Club Barcelona. Llevan ya un par de meses tratando de convencer al argentino para que siga los pasos de Diego Maradona y J.R. se resiste a cruzar el charco. En su día esa máquina de generar frases para la historia llamada Jorge Valdano dijo que el club catalán estaba haciendo “fichajes políticos” para contrarrestar al de Luis Figo por el Real Madrid. Tenía toda la razón del mundo como posteriormente ha podido constatarse. Tengo para mí que la contratación de Riquelme entra dentro de esa categoría y un futbolista como él no se merece dicho tratamiento. ¿Por qué? Me explico.

Parece que tras mil idas y venidas se había llegado por fin al acuerdo definitivo. Riquelme iba a venir a rastras, pero iba a venir. Sin embargo el argentino se enteró de una cláusula que el Barcelona había incluido en su contrato; un apartado en el que se reservaban la posibilidad de devolver al jugador al Boca Juniors si no disputaba un número mínimo de encuentros en la Liga española. ¿Imaginan que el Madrid, llegado el caso, hiciera lo mismo con Zinedine Zidane? Por poner otro ejemplo: ¿Cómo reaccionaría Luciano Pavarotti si el director de La Scala le firmara un contrato en función del público asistente? A Riquelme, según el diario “Olé”, “le hirvió la sangre al conocer la noticia”; y no me extraña en absoluto.

Creo que J.R. es sólo un juego malabar porque, además de todo lo anteriormente expuesto, en poder de Joan Gaspart obra desde hace tiempo un informe elaborado por Carlos Rexach en el que se afirma que Rivaldo y él son incompatibles. Además se le considera “demasiado lento para la Liga española”. Si yo fuera “Charli” borraría cuanto antes mi firma de ese documento, pero si Gaspart no puede confiar en sus propios técnicos el problema es mucho más peliagudo de lo que imaginábamos.

En sesenta días el Barcelona ha logrado crear un ambiente de recelo tal que Riquelme —en caso de venir— llegaría al club con todas las moscas del mundo detrás de sus orejas. Hasta ahora era “vox populi” que no sabían tratar adecuadamente a los jugadores que ya tenían en su plantilla (Maradona, Schuster, Ronaldo, Laudrup, Figo...) Ahora han dado un pasito más allá y ni siquiera saben cómo obrar con sus futuras estrellas. A J.R. le hierve la sangre y todavía no ha pisado el Nou Camp. A eso le llamo yo diplomacia, “savoir faire” y “seny”, los tres en uno. Que aprenda Florentino Pérez.

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