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Vemos a David Beckham saludando al árbitro y sus asistentes al final de cada partido y nos quedamos atónitos, como si hubiéramos visto a un extraterrestre. Y como aquí no sólo no se tiene esa costumbre (mucho menos si uno pierde) sino que, al contrario, el árbitro es continuamente zarandeado, utilizado aviesamente por unos y otros, decimos por lo bajini que el inglés es un poquito demagogo, un guiri listillo, un pelota. En España tenemos árbitros de usar y tirar. Uno los usa como arma arrojadiza contra el próximo rival pensando quizás que, desde el Comité Técnico, Victoriano Sánchez Arminio dará una orden como esta: "¡paren la persecución contra ese equipo, que ya se nos nota demasiado!". Y después de usarlos, se los tira a la basura. Pongamos que estoy hablando, por ejemplo, de Turienzo Álvarez, a quien le toca la difícil papeleta de dirigir el Real Madrid-Sevilla de Copa del Rey y, dentro de tres días, el Valencia-Atlético de Madrid de Liga.
 
Desconozco lo que sucederá en el partido Real Madrid-Sevilla (cuando esto escribo, son las seis de la tarde, y el encuentro empieza a las nueve de la noche) pero Joaquín Caparrós ha utilizado a Turienzo Alvarez. Lo ha utilizado y luego lo ha tirado a la basura. Después de escuchar al entrenador sevillista la cantidad de barbaridades que dijo desde el pasado domingo, al oirle este martes en El Tirachinas no sabía si era él o alguien de El Radiador. Opté por pensar que era el genuino Caparrós porque, si por algo se caracterizan David Miner, Oscar Blanco y Fernando Echeverría es por ser políticamente incorrectos. El martes, Caparrós no sólo era correctísimo sino formal, educado, jovial, un tío fetén. Había usado a Turienzo y ahora lo tiraba por el desagüe. Usar y tirar.
 
A Turienzo le toca arbitrar este sábado el partido Valencia-Atlético de Madrid en Mestalla. El Valencia está a dos puntos del Real Madrid en la clasificación general de Primera División, y es posible que los futbolistas Marchena y Angulo hayan pensado que, puesto que nadie toma cartas en el asunto desde la Federación Española de Fútbol, no debe ser tan mala esa idea de arremeter contra los árbitros. ¿Y cómo se les sanciona a ellos, si Jaime Ortí o Rafa Benítez dijeron, más o menos, lo mismo en temporadas anteriores, sin que nadie les metiera mano? ¿Para qué está el Comité de Competición?... ¿Sólo para quitar amarillas? Resulta vergonzoso. Y, llegados a este punto, sólo cabe desearle a Turienzo que no cometa ni un sólo error, ni uno pequeñito. Y que si se equivoca sea siempre a favor de Sevilla o Valencia. Así, todos tranquilos... por unos días.

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