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Juan Manuel Rodríguez

Aún sé lo que hiciste el último verano

Se cumple un año del “figazo” de Florentino Pérez al Fútbol Club Barcelona. 365 días tras los cuales el portugués se ha adaptado perfectamente a su nueva situación (costaría mucho creer lo contrario teniendo en cuenta cómo y dónde vive), ha ganado una Liga para el Real Madrid y desde el balcón del ayuntamiento capitalino se ha negado a cantar el “¡azulgranas, llorones, saludad a los campeones!”. Figo ha madurado, y me limito a emplear sus propias palabras, a lo largo de la última temporada y la contratación de Zidane le va a descargar de responsabilidad (también le sucederá a Raúl). Zizou lo eclipsa todo y eso será bueno para el resto de sus compañeros. Pero en Barcelona no se olvidan de la “judiada” que les hizo el portugués.

El lunes se llevaba a cabo la Asamblea de socios. Allí Joan Castells, el “Rato culé”, se mostraba ufano del superávit de 1.000 millones obtenido a lo largo del pasado ejercicio. El Barcelona era más rico que ayer pero menos de lo que lo será mañana... ¿gracias a quién? Gracias a Luis Figo (¡santo varón!, que diría el inolvidable Tip). El vicepresidente económico del club no sacó en procesión a San Luis de puro milagro, le faltó el canto de un duro.

El equipo se presentaba el martes ante más de 40.000 aficionados, una cifra record para este tipo de eventos un poco pasados de moda. El tirón de Saviola debió hacer lo suyo y, como en el caso de Z.Z. en el Madrid, resultó que el “conejo” apagó al resto de incorporaciones al nuevo equipo de Rexach. Me llamó la atención una pancarta que decía lo siguiente: “Figo: aún sé lo que hiciste el último verano”, parodiando la famosa película de terror. De santo en la asamblea a diablo en el campo y todo en menos de 24 horas. ¿Pero no habíamos quedado en que el Fútbol Club Barcelona había ganado dinero dejándole marchar?

Naturalmente que aquel verano de 2000 será inolvidable para el barcelonismo. El chaval que portaba esa pancarta les recordará a sus nietos, dentro de medio siglo, que Florentino Pérez inauguró su “política agresiva” de fichajes llevándose a Luis Figo. En 2050 volveremos a hablar —¡ojalá! — sobre la influencia que tuvo aquella jugada en el devenir de la Liga española. Lo que sí se puede asegurar es que hoy por hoy, en julio de 2001, el “equipo de la meseta” (así se refirió algún directivo azulgrana al Real Madrid) es más solvente económicamente hablando y mucho más sólido que el Barcelona desde el punto de vista deportivo. Para los socios merengues también es San Luis. ¿Quién tendrá razón al final?

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