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El otro día Joan Gaspart entró en proceso de autocombustión en plena entrevista en la emisora "Ona Catalana". El presidente del Barcelona ardió por dentro, poniendo de nuevo en duda la inteligencia de los socios y aficionados del club que preside. Porque el que Gaspart sólo le reconozca tres Copas de Europa al Real Madrid no es un insulto para los "merengues" (que probablemente luchen en Glasgow por la novena) sino un artificio verbal, también los hay contables, un juego de ingeniería linguística para escapar de la (justa) ira de los seguidores culés. Tragaron hace año y medio, cuando el eterno vicepresidente de Núñez pudo convencerles de que no eligieran al sensato Lluis Bassat. Ahora, y él mismo lo reconoce, no ganaría el favor popular. ¿Entonces por qué no se marcha, por qué no dimite? El ridículo institucional de un club con un presupuesto de veinticinco mil millones de pesetas y que es incapaz de ganar un sólo título a lo largo de tres temporadas completas, se ve aderezado por el ridículo personal de un presidente colapsado, sin ideas, al pie del abismo deportivo. Un pelele.

El new life florentinista salva por la campana a Gaspart, aunque ya han surgido voces díscolas en el madridismo. FP pone la otra mejilla, pero Del Bosque pide una respuesta "institucional" y la Asociación para la Defensa del socio del Real Madrid exige la intervención inmediata de la junta directiva. Alfredo di Stéfano opina que Gaspart sufre el mal de Alzheimer, pero lo que quiere el presidente del Barcelona es provocar una guerra de guerrillas antes de la hecatombe deportiva final que le llegará este próximo miércoles. Diera la impresión de que el único apoyo que le queda a Gaspart es el del propio Florentino Pérez. Mala noticia para el barcelonismo porque F.P. no regala duros a peseta. ¿Será que ahora quiere birlarle también a Kluivert?

Como en Los otros –y siento destripar la película para aquellos que aún no la vieron– Joan Gaspart es el único que no quiere darse cuenta de que es un cadáver deportivo. La directiva está compuesta por "palmeros" presidenciales, y los pocos que había con determinación crítica agarraron hace tiempo el petate. Puede que aún no se aperciban de ello, pero el 0-2 del otro día será a medio plazo un magnífico resultado para el Fútbol Club Barcelona. ¿Se imaginan que este hombre ganara una Champions League? Si aún no ha dimitido con la que le está cayendo... ¿qué no haría con una Copa de más? Lo dicho: autocombustión culé.

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