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Juan Manuel Rodríguez

Batalla contra la filigrana

La incorporación de otros dos centrales más le otorga un poder de maniobra más amplio al nuevo entrenador y refuerza una zona del campo que la pasada temporada estaba francamente desguarnecida, pero eso no va a equilibrar el fútbol del Real Madrid

Es ciertamente preocupante que el equipo que alineara este sábado José Antonio Camacho contra el Numancia fuera exactamente el mismo que acabara la temporada con el ínclito Carlos Queiroz sentado en el banquillo. De hecho, Camacho repitió el invento de su antecesor en el cargo al colocar a Raúl Bravo como acompañante de Pavón en el centro de la defensa. Fue el actual entrenador del Real Madrid quien optó por Bravo en vez de Mejía, joven defensa central a quien dejó en el banquillo. Luego Guti (no parece que vaya a tener tampoco más protagonismo este año) sustituyó al lesionado Pavón; Owen suplió a Raúl y, en el minuto 80, Morientes entró en el terreno de juego por Ronaldo. Yo creo que lo único que habría diferenciado al equipo que venció por 1-0 al Numancia de otro cualquiera de Queiroz es que éste, en caso de haber tenido en su plantilla a Morientes, habría esperado hasta el minuto 89 para cambiar a Ronaldo.
 
Camacho lo va a tener mucho más crudo si decide empezar tan pronto una campaña contra las filigranas. Digo esto porque una filigrana, según el Diccionario Espasa de los Términos Deportivos, es un "alarde de maestría en el juego del balón", y resulta que la plantilla que él entrena está repleta de futbolistas cuya máxima virtud es precisamente su extraordinario manejo del balón. Al oír lo que dijo Camacho todos pensamos inmediatamente en una jugada que protagonizó Zidane, quien, sólo ante Núñez, -el mejor, por cierto, del Numancia- quiso regatearle cuando podría haber tirado perfectamente a portería. Es posible que, en ese preciso instante, Zidane no eligiera la mejor opción, pero si algo define al futbolista francés es su cuidado por la estética, por el buen fútbol, por las filigranas en definitiva.
 
Camacho dice que sobran las filigranas, pero, justo a renglón seguido, afirma que los futbolistas tienen que "bajar el balón y jugar al fútbol". Me parece que el mal que aqueja a este Real Madrid no es que Zidane, Figo, Raúl o Ronaldo intenten una filigrana, puesto que esa es una característica esencial de su forma de interpretar el juego y por eso precisamente les fichó Florentino Pérez, sino que Camacho todavía no ha conseguido equilibrar este equipo. ¿Lo conseguirán Woodgate y Samuel?... Yo creo que la incorporación a la plantilla de otros dos centrales más le otorga un poder de maniobra más amplio al nuevo entrenador y refuerza una zona del campo que la pasada temporada estaba francamente desguarnecida, pero eso no va a equilibrar el fútbol del Real Madrid. La misión fundamental de Camacho consiste en convencer a los mejores futbolistas atacantes del mundo de que para ganar un campeonato de las características del nuestro ellos también tendrán que bajar a defender. Esa sí es la batalla.

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