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Juan Manuel Rodríguez

Bobby Fischer... ¿en internet?

¿Dónde está Bobby Fischer? En torno al paradero del ex campeón mundial de ajedrez se ha tejido, desde el año 1992 en que volvió a esfumarse, cierto halo de misterio. Esa pregunta —¿dónde está Fischer?— no tiene respuesta; o al menos, no una única respuesta. El Gran Maestro más joven de la historia fue, además, el más excéntrico de un mundillo repleto de ellos (Wilhelm Steinitz le otorgaba a Dios la ventaja de llevar las piezas blancas). Ahora debería tener 58 años —y digo "debería" porque nadie ha vuelto a saber de él desde que, hace ya casi diez, regresara única y exclusivamente para derrotar otra vez a Spasski. Ya lo hizo en 1972, cuando parecía imposible frenar a la maquinaria rusa, un ejército rojo de psicólogos, médicos, masajistas y futurólogos al servicio de la "guerra fría" trasladada al tablero.

En 1975, Fischer se negó a aceptar el reglamento impuesto por la Federación Internacional de ajedrez. No jugó con Karpov y le quitaron el título. Después de aquello, permaneció escondido durante diecisiete años. Ahora "sólo" lleva nueve sin dar señales físicas de vida, pero sí intelectuales. Allá donde esté, continúa estudiando y viviendo ajedrez, y yendo por delante de la propia FIDE que aplicó los sistemas de tiempo después que él mismo los defendiera. Es conocido por todos los estudiosos que el estadounidense aboga por el "sistema random" (la colocación de las piezas se establece a través de un sorteo previo) lo que acabaría de un plumazo con aquellos libros cuyo único objetivo es analizar hasta la obsesión todas y cada una de las posibles aperturas. Cualquier complicación es poca para un hombre con un coeficiente intelectual de 184.

Ahora Bobby Fischer se ha convertido en un fantasma que deambula por el "castillo" de Internet. Nigel Short, subcampeón del mundo en 1993, afirma haberse enfrentado con un misterioso jugador que llegó a derrotarle en cincuenta ocasiones diferentes. Las declaraciones del inglés han desatado la "caza del genio". Existe por ahí un ajedrecista que juega insistentemente una apertura absurda (1.e4 f6 2.d4 Rf7) pero que, ya sea con piezas blancas o negras, no para de ganar partidas. ¿Será él?
Fischer pasó de fenómeno social a misterio espectral. El ajedrez es su vida. Ese juego le obsesiona. Si nos paramos a pensarlo con detenimiento, lo único que ha logrado con su volatilización ha sido convertir el planeta tierra en un inmenso tablero de ajedrez. ¿Dónde estará Bobby Fischer? Enrrocado en cualquier país del mundo, seguro tras cualquier torre, defendiendo al rey.



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