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Juan Manuel Rodríguez

Camacho, "mensajero del miedo"

Algún colega mío de especialización contrajo con Portillo una inmensa deuda moral que deberá pagarle algún día en cómodos plazos. Por ejemplo, Tomás Roncero, periodista del diario "As", quien, a mi juicio con un optimismo excesivo, llegó a catalogar al chaval en su día como el nuevo "Gerd Muller del Real Madrid". José Antonio Camacho, llamado a filas por Florentino Pérez para, entre otras cosas, dotar a la plantilla de una dosis doble de realismo tras la gira emprendida por las galaxias la temporada pasada, ya le ha dicho a Portillo que lo mejor es que se vaya buscando la vida por ahí, cedido o traspasado a otro club, pero en cualquier caso fuera de la "casa blanca".
 
De hecho Portillo, uno de los damnificados más evidentes de aquello que dio en llamarse política de "Zidanes y Pavones", se ha quedado sin poder viajar con el resto de sus compañeros hasta Japón. A Portillo podría vérsele de nuevo vistiendo la camiseta del Real Madrid, quién sabe, situaciones más raras que esa se han dado en el mundo del fútbol. De Morientes, por ejemplo, quisieron deshacerse como si fuera un trasto viejo e inútil, situado incluso como tercer delantero centro del equipo, por detrás de Ronaldo y el citado Portillo, después de haber sido durante cinco años el goleador titular. Ahora el "moro" le ha dado sorprendentemente la vuelta a la tortilla y, después de haberse convertido en el máximo goleador de la Champions League con el Mónaco francés, ha vuelto para quedarse, cortando así de raíz la única posibilidad que tenía Portillo de permanecer un año más en la capital de España.
 
Morientes se ha ganado otra vez el respeto del club, después de que se lo faltaran inmerecida e injustamente. No hay dudas al respecto de quién será el "nueve" titular de Camacho, ni tampoco que Ronaldo, por fin, tendrá un sustituto capaz de garantizar goles para el equipo cuando él no esté sobre el terreno de juego. Por cierto que, tras el primer amistoso medianamente serio del equipo, Camacho no ha dejado títere con cabeza. El entrenador ha hablado de falta de concentración, excesivo relajamiento y ausencia total de implicación cuando de lo que se trata es de correr sin el balón en los pies. Para eso es justamente para lo que sirve una pretemporada. A Camacho no le duelen prendas a la hora de convertirse en el "mensajero del miedo", consciente como es de que para agasajar a los jugadores ya existeoverboking. Y es que, incluso un equipo de la entidad del madridista, tiene que tener el miedo justo y necesario. El halago debilita; que se lo cuenten si no a Portillo.

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