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Convendría recordar ahora que cuando Ronaldo llegó por segunda vez a la Liga española no despertó más que dudas al respecto del estado exacto de su rodilla. ¿Sería el mismo futbolista que maravilló en el Barcelona? Figo y Zidane –como luego sucedió con Beckham– habían sido apuestas poco arriesgadas de Florentino Pérez desde el punto de vista estrictamente futbolístico (la financiera es una cuestión al margen), pero la de Ronaldo encendió varias alarmas. Convendría recordar ahora –y no hace tanto tiempo de aquello– que el público del estadio Santiago Bernabéu se acostumbró a presenciar los partidos de fútbol con el número del hospital de La Paz memorizado en su teléfono móvil, y que cada vez que Ronaldo rodaba por los suelos aquello suponía una auténtica agonía. Pero la rodilla, no sé si decir "milagrosamente" o no, aguantó, y Ronaldo sanó con goles el síndrome Maradona, aquel que, aunque por diferentes motivos, hacía preguntarse también a los culés "¿cuándo caerá, cuándo caerá?"...
 
La rodilla aguantó y aún aguanta, pero esta edición 2004 de Ronaldo no es la misma que la del Camp Nou. Aquel era un futbolista permanentemente eléctrico, mientras que éste otro administra con cautela sus sacudidas, como si estuviera jugando y haciendo al mismo tiempo la cuenta de la vieja sobre el césped: "me doy tres carreritas, marco un golito y me llevo dos"...
 
Aquel era un delantero de "sambódromo", y éste es un futbolista que salió del túnel de una gravísima lesión. Aquel Ronaldo podría haber desfilado para Versace, mientras que este otro creció con generosidad a lo ancho y se ganó rápidamente la solidaridad del público más exigente del mundo. Lo único que une a esos dos futbolistas es el nombre y el gol. Los de hace cinco años eran goles físicos, como aquel que hizo quitarse un imaginario sombrero a Bobby Robson; los de ahora son goles mentales y serenos, los goles de un delantero mucho más maduro que de lunes a sábado distrae a los defensas con el mito de sus kilos de más.
 
Ampliando su contrato hasta 2008, Florentino Pérez quiere que quede claro de cara al exterior que éste será también el delantero centro de su nuevo mandato y con el que se relacionará su presidencia dentro de medio siglo. Ronaldo se irá del Real Madrid con treinta y dos años, una edad limítrofe con lo estrictamente razonable. Se habló de ampliar el contrato hasta 2007, pero Florentino le ha mandado un mensaje privado a Ronaldo: "nos iremos los dos juntos de aquí". Los competidores del brasileño –Van Nistelrooy con 28 años, y Henry con 27– también parecen estar atados por Manchester y Arsenal respectivamente. Abramovich tendrá que "tocar" a Portillo.

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