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Juan Manuel Rodríguez

Cien años en rojo y blanco

Cuatro días antes de que el Atlético de Madrid cumpla cien años me reúno con Isacio Calleja, "Cacho" Heredia y Luiz Pereira, historia vivísima del equipo rojiblanco, para hablar del club de sus amores. Entre los tres cumplen veinticinco años jugando con aquellos colores –el rojo y el blanco– que convirtieron al Atleti en un equipo emblemático. Los tres se sulfuran mucho cuando dejo caer lo de "pupas" ("eso fue un invento de don Vicente Calderón"), y en concreto Pereira se lo toma como una cuestión personal: "yo soy un ganador nato amigo. También fui un ganador cuando jugué en el Atlético de Madrid".

Hago trizas el off the record cuando a Heredia le comento que a él lo retiró Goyo Benito (otro amigo) entrándole como lo habría hecho un tren de cercanías, por detrás y sin previo aviso. Y Calleja, apoyado por Heredia y Pereira, alaba la figura de Vicente Calderón. El presidente (después no ha habido otro igual) representó algo muy similar a lo que significó en su día Santiago Bernabéu para el Real Madrid. Los tres le están agradecidos, e incluso Pereira no se fue a jugar a América porque Calderón le convenció para quedarse aquí "cobrando menos". Todos coinciden en destacar a la afición rojiblanca en detrimento de otras que sólo aplauden cuando se consiguen Copas de Europa. Y ni siquiera en esos casos.

He de reconocer que cada día me gusta más la gente del Atleti, decididamente inasequible al desaliento, a cualquiera de ellos y en cualquiera de sus manifestaciones. He llegado a la conclusión de que el Atlético de Madrid es un sentimiento que va más allá de lo meramente futbolístico. Los atléticos son básicamente rebeldes, contestatarios, un poco "hippies". Y fieles. Los atléticos son fieles hasta las últimas consecuencias. Y también agradecidos. El día que llamé a Joaquín Caparrós (entrenador del Sevilla) para decirle que tenía que pedir perdón a los atléticos por haber asegurado que subirían seguro a Primera División, la Cadena Cope se inundó de llamadas de agradecimiento. A los atléticos les gusta sentirse defendidos.

Cuatro días antes de que el Atlético cumpla su primer siglo de existencia recordamos –gracias a la inestimable colaboración de mi compañero Luis Malvar– la voz de Vicente Calderón. Un caballero. Y todo un carácter. En torno a él se forjó uno de los clubes más importantes de Europa, lo que es tanto como decir del mundo. Felicidades a todos los atléticos y que cumplan muchos más.


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