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Juan Manuel Rodríguez

Contra el destino, nadie la talla

Ayer, au revoir les enfants. Hoy, "adiós muchachos". El tango más famoso es de 1927. Letra de Cesar Felipe Veldani. Música de Julio César Sanders. Y se canta así: "adiós muchachos, compañeros de mi vida, barra querida de aquellos tiempos. Me toca a mí hoy emprender la retirada, debo alejarme de mi buena muchachada. Ya me voy y me resigno... Contra el destino nadie la talla... Se terminaron para mí todas las farras, mi cuerpo enfermo no resiste más..." Suecia deja a Argentina fuera de este mundial las primeras de cambio, y todos nos quedamos con un palmo de narices. También los "profetas del pasado", como le gusta decir a Juan Manuel Lillo, "valdanista" de pro y comentarista en la "sesión golfa" de Antena 3 Televisión. ¿Cómo explicarlo? Lo de Francia tenía un pase, pero la eliminación del equipo de Argentina no hay quien la entienda.

Conclusiones: la extensión del fenómeno del fútbol preconizada por la FIFA parece que va a traer en el futuro consecuencias muy similares a estas. El fútbol es cada día un idioma más y más universal, sí, y por ende ya no existe "capa de ozono" capaz de proteger a los más grandes, a aquellas selecciones con pedigrí que creían que podrían ganar sus partidos con sólo mostrar de refilón un apabullante curriculum vitae. Ya no se estremece nadie. Ya no llueve en invierno y hace un calor sofocante en verano. Es todo mucho más complicado también en el fútbol, transformado en un auténtico crisol, un puzzle. Los "pobres" aprenden rápido. La experiencia tampoco es un grado.

Más conclusiones: España, una seleción "intermedia" (carente del caché internacional de Francia, Argentina, Italia o Brasil) puede sacar partido de ese "totum revolutum". Tras las eliminaciones de franceses y argentinos, con Italia jugándosela ante México y tras el impagable trabajo de Antonio Jesús López Nieto, nuestro auténtico "coche escoba", en el Alemania-Camerún del martes, a España le están desbrozando el camino hacia la gran final. Ahora bien, Joseph Blatter puede encontrarse con que sus sueños globalizadores se hagan realidad de golpe. Imagínense: 30 de junio de 2002. Yokohama Stadium de Japón. Final del Mundial. Senegal-Suecia. ¿Y?... Cesar Felipe Veldani tuvo, al fin, más razón que Marcelo Bielsa. Contra el destino nadie la talla. Ni siquiera la selección de Argentina.

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