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Ya lo tengo, Joan Gaspart es dadaísta, discípulo de Tristan Tzara, miembro de honor del "Dadá Club". ¿Cómo entender si no sus declaraciones cada día más surrealistas?... Gaspart no es anti madridista, no, qué va; Gaspart es un vanguardista dadá. Su última ocurrencia -que, dicho sea de paso, no ha sentado nada bien ni siquiera a la prensa catalana- es la de que el Barcelona no necesita ganar títulos para ser el club más importante del mundo, el más prestigioso. No he oído jamás un disparate más fantástico que éste, y como me niego a considerar la posibilidad de que un empresario de éxito, un hombre de negocios relevante, haya alcanzado la cima siendo un completo lerdo, no me queda otra que deducir que Gaspart es dadaísta, un surrealista que, harto de tener que esconderse, ha decidido salir del armario.

La propuesta de "Dadá" no puede ser más vanguardista, y rompe con una tradición centenaria en la que han venido creyendo desde Los Angeles Lakers hasta los Gigantes de Nueva York, pasando por la selección brasileña de fútbol, la hindú de cricket o la canadiense de hockey sobre patines; esto es, que el prestigio se logra a base de éxitos deportivos. El Barcelona de "Dadá" no, el Barcelona de "Dadá" puede tirarse diez años a pan y chocolate, sin llevarse a la boca ni una Liga catalana de fútbol, que eso no afectará negativamente a su prestigio.

El argumento de Gaspart encierra, como casi todos los suyos, algunas trampas. El presidente (no por mucho más tiempo, creo) formula esta curiosa teoría ahora que lleva tres años sin comerse un colín, no en el 92 cuando, mucho más burgués, decidió darse un baño en el río Támesis tras la victoria de su equipo en la final de la Copa de Europa. Por otro lado, Gaspart intenta -aunque creo que no logra- distraer la atención de sus errores de gestión continuos y, en un triple salto mortal de consecuencias impredecibles, llamar la atención a aquellos clubes de fútbol que, como Valencia, Deportivo de La Coruña o Real Madrid, sí cosecharon éxitos a lo largo de 2002. Me suena a algo así: "¡Puaf!... Pobres plebeyos que sólo ganan títulos cuando el prestigio es mío!"...

Creo que el club azulgrana está en manos de un presidente deportivamente desesperado, un hombre que íntimamente sabe que su tercer proyecto supone, como los dos anteriores, un viaje hacia ninguna parte. Encalló el gran Fútbol Club Barcelona y ahora sólo le queda el prestigio. No el que ha conseguido Gaspart, claro, sino el de los cien años anteriores. Dadaísta total.

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