Si España fuera Argentina el Valencia sería ahora mismo campeón del torneo Apertura, pero España es España y el Valencia es sólo "campeón de invierno", título honorífico que ni es título ni es nada y que alguien se sacaría probablemente en su momento de la chistera para explicar que había concluido la primera vuelta. Aquí lo que realmente importa es la clausura, o sea, el final del campeonato. Sí es cierto que el Valencia ha logrado los mejores números de su historia en este momento de la competición y que, salvo desplome que nadie prevé, será un serio candidato a ganar la Liga junto a Real Madrid y Deportivo de La Coruña. No resulta sorprendente la posición que ocupan los tres primeros clasificados, pero sí la del Atlético de Madrid que, en caso de que la Liga acabara en enero, jugaría en Europa la próxima temporada.
No llevaba tres partidos sentado en el banquillo del Atlético y a Gregorio Manzano ya le preguntaban si el traje rojiblanco le quedaba grande. Y como él es un hombre esencialmente sensato respondió: "habrá que esperar al final de la Liga para saberlo". Hemos alcanzado lo que los más ilustrados llaman "ecuador del campeonato" y a Goyo no sólo no le viene grande ese traje sino que le queda perfecto. Por eso llama la atención el hecho de que un sector de aficionados y periodistas anden empeñados en provocar un debate más falso que el beso de Judas. "¿Dónde está el 7?", podía leerse este domingo en una de las pancartas del estadio Vicente Calderón. El "7" es Movilla, de quien Jesús Gil dijo en su día que le prefería mil veces antes que a Zinedine Zidane, demostrando que el fútbol tiene un componente enorme de corazón y fe ciega. Pues el "7" estaba con el "17" (Nano) o el "27" (Ortíz). ¿Dónde estaba el "7"?... Sencillamente no estaba.